El Señor de Bembibre de Amable Arias trota desde el papel al acero

El protagonista de El Señor de Bembibre , la novela con la que Enrique Gil y Carrasco inauguró en 1844 el género histórico en la literatura española, no es el caballero don Álvaro Yáñez. Tampoco su amada, doña Beatriz de Osorio. Ni el Conde de Lemos, villano de la historia. El «protagonista central de El Señor de Bembibre es —escribía en 1979 el pintor y poeta afincado en SanSebastián, Amable Arias— ...la enfermedad». La enfermedad del romanticismo. De la melancolía. La enajenación que produce. Y la esperanza.

Cinco años antes de morir con apenas 57 años, el artista nacido en Bembibre, donde a los nueve años sufrió un accidente que le causó una cojera de por vida y numerosas operaciones; el miembro en los años sesenta del grupo Gaur junto a Chillida y Balerdi, Jorge Oteiza y José Luis Zumeta; el autor de una obra que no ha dejado de revalorizarse a pesar del tiempo transcurrido desde su muerte prematura, escribió un texto sobre la novela que metió el nombre de su pueblo en los libros de literatura y desde San Sebastián lo envió a la revista Aquiana que editaba el periodista Ignacio Fidalgo. Junto el escrito, y como solía hacer con otras colaboraciones, añadió un dibujo del Señor de Bembibre; un caballero de líneas curvas vestido con yelmo y armadura.

Hoy, ese dibujo acaba de convertirse en la obra número 4.800 del inventario de Amable Arias que cataloga quien fue pareja del artista Maru Rizo. Y ha servido de inspiración, además, para que otro creador del municipio de Bembibre, el pintor y escultor Juan José Albares, elabore unas puertas de acero instaladas en una vivienda de San Román de Bembibre situada a escasos metros del conjunto escultórico de líneas clásicas que homenajea a los personajes de la novela.

La ilustración original quizá se ha perdido si no la conserva la familia de Ignacio Fidalgo. Rizo aseguraba esta semana que en el estudio donde guarda la obra del artista que no se exhibe en museos o instituciones o en colecciones privadas tan solo cuenta con una fotografía del artículo. Amable, afirma, solía enviar dibujos junto a los textos que escribía para su publicación a Aquiana y luego no los reclamaba.

La fotografía de la página de Aquiana se exhibió, en cualquier caso, en la muestra sobre Amable Arias que en 2017 se vio en el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León (Musac) en León y que también recaló en la Casa de las Culturas de Bembibre. Y allí fue donde llamó la atención de los propietarios de la vivienda de San Román de Bembibre que en los últimos meses han encargado a Juanjo Albares el diseño de las puertas a partir del dibujo del caballero.

Albares se encargó de trazar el mural y la empresa de soldadura HSL lo cortó. Hoy es una obra con vida propia, que deja pasar la luz al interior del acceso a la vivienda a la caída de la tarde para formar un mosaico de formas curvas en homenaje a los trazos de Amable Arias.

Maru Rizo estaba esta semana encantada con la idea de que la ilustración haya servido para que surja una obra distinta. Y como no tenía el dibujo inventariado, acaba de añadirlo al catálogo que deja constancia de todo lo que creó Amable Arias con un número redondo: el 4.800. Otra prueba más del vínculo que el pintor y poeta mantuvo siempre con el lugar donde nació y donde comenzó a pintar sus primeros óleos.