Diario de León

EL DEBATE SOBRE EL PATRIMONIO INDUSTRIAL

Las últimas chimeneas de El Bierzo luchan por sobrevivir

Todas, salvo la de la Fábrica de Luz en Ponferrada, están en manos privadas

Fábrica de Luz, en Ponferrada, sede del Museo de la Energía. L. DE LA MATA

Fábrica de Luz, en Ponferrada, sede del Museo de la Energía. L. DE LA MATA

Ponferrada

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Las chimeneas de Compostilla no son las únicas que se mantienen en pie en el Bierzo. Hay varias por toda la comarca, casi todas recogidas por el historiador José Antonio Balboa en su cuenta de Instagram, arqueoindustrial , donde cada una tiene su ficha con sus datos.

En Bembibre, por hacer un recorrido desde el Manzanal hasta Piedrafita, en pleno centro de la capital del Bierzo Alto, se mantiene en pie una en el solar que se conoce como ‘Del Notario’. Es una finca particular, aclara la alcaldesa, Silvia Cao, y su historia muestra la pujanza de las primeras décadas del siglo XX en aquel pujante Bembibre minero que quería crecer a toda prisa por el auge del carbón.

El periódico El Boeza, que salió el 21 de diciembre de 1919, tuvo un solo número, cuenta Balboa; pero en él se escribió una «jugosa crónica» sobre la inauguración de esta fábrica de aferrar madera y materiales de construcción, que levantó en Bembibre Eduardo Criado Carro. «Lo más interesante de aquella fábrica fue la utilización del vapor para mover las sierras. Indudablemente no era una novedad, porque conocemos en León un par de sierras a vapor en el siglo XIX, aunque eran más frecuentes las hidráulicas y luego las eléctricas. Para ello se construyó esta magnífica chimenea, que aún podemos contemplar», dice el historiador berciano.

Chimenea en el solar de la ‘casa del Notario’ de Bembibre. L. DE LA MATA

Chimenea en el solar de la ‘casa del Notario’ de Bembibre. L. DE LA MATA

Casi todas las chimeneas de la comarca están en manos privadas, y eso dificulta su conservación. No se caen, pero ninguna tiene un plan de conservación.

Al llegar a Ponferrada, sorprende otra en Montearenas, aunque la que más se ve es la chimenea mejor conservada de todas las que pueblan el Bierzo. Está en la Fábrica de Luz , sede del Museo Nacional de la Energía. La antigua central térmica de la Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP), que estuvo en funcionamiento entre 1920 y 1971, fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de Conjunto Histórico el pasado mes de julio. A instancias del Ministerio de Cultura y Deporte, el Real Decreto por el que se declaró reconoció la protección de un conjunto que comprende unos 11.500 metros cuadrados, y que incluye las diferentes edificaciones que forman la vieja central, es decir, la central antigua, el muelle de carbones, la nave de calderas, la nave de turbinas y el edificio del trafo. Además la declaración incorpora también el jardín y el entorno que rodea la instalación.

La valoración realizada por la Comisión de Monumentos y Patrimonio Histórico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando destacó la “acertada apuesta museográfica” de una de las térmicas más antiguas de España. Por otra parte, el informe de la Real Academia de la Historia resaltó “sus valores industriales, sociales y tecnológicos, siendo claro testimonio de una etapa minera vinculada a la historia del Bierzo y alzándose como vestigio del patrimonio industrial de nuestro país”.

Fábrica de Luz, en Ponferrada, sede del Museo de la Energía. L. DE LA MATA

Fábrica de Luz, en Ponferrada, sede del Museo de la Energía. L. DE LA MATA

En Villafranca del Bierzo es donde más se conservan. Aunque la ‘pequeña Compostela’ es conocida por el Castillo, entre otros monumentos , «hubo un tiempo, en los primeros años del siglo XX —señala Balboa—, en que se levantaron tres o cuatro esbeltas chimeneas, de algunas alcoholera, o de una fábrica, la de Ledo, famosa por su dulce de membrillo y otras conservas vegetales. Hoy, cerradas tales industrias, las chimeneas son también el símbolo de lo que la villa pudo ser, y no es».

Por empezar por alguna, por la que aún se levanta en las antiguas bodegas Palacio de Arganza, creadas a principios del siglo XX por Joaquín Álvarez de Toledo, que pasaron posteriormente a Daniel Vuelta, que adquirió la marca y compró el edificio donde se encuentran en 1964. «La chimenea fue la de la alcoholera, hoy ya fuera de uso», cuenta José Antonio Balboa. El edificio ocupa un amplio espacio, cuya parte sur fue construida en el siglo XVIII para albergar a las monjas agustinas recoletas que tenían su convento en la Calle del Agua. Además de los vinos, las bodegas produjeron orujos y alcoholes.

Chimenea en Villafranca, en las bodegas Palacio de Arganza. L. DE LA MATA

Chimenea en Villafranca, en las bodegas Palacio de Arganza. L. DE LA MATA

En Villafranca hay más. La chimenea de la fábrica de Ledo, la de la alcoholera de Villarejo y la de la fábrica de Olarte.

Desde el siglo XIX, la familia Ledo tuvo en Villafranca del Bierzo una confitería (Vicente Ledo, José Ledo), que en el siglo XX Tomás Ledo y luego su viuda e hijos convirtieron en una fábrica de almíbares y conservas. «Antes de la Guerra Civil, José Ledo Saavedra levantó en ella está esbelta chimenea, y proyectó sus membrillos, frutas en almíbar y otros productos similares en el mercado nacional», cuenta el historiador en su cuenta de Instagran.

Chimenea de Ledo, en Villafranca, con su nombre en los más alto. L. DE LA MATA

Chimenea de Ledo, en Villafranca, con su nombre en los más alto. L. DE LA MATA

En Priaranza también se levanta otra gran chimenea. Balboa tiene en su cuenta de Instagram una foto colgada con una cigüeña, de 1998. La chimenea es el único que resta de la cerámica o ladrillera que hubo este pueblo. «Era una moderna fábrica, con un horno Hoffman, alimentada con menudos de carbón para la cocción de los ladrillos. Se levantó en el primer cuarto del siglo XX, pero ignoro quién la construyó, quizá D. Antonio Fernández, que en 1941 era su propietario, año en que además hubo una ampliación de capital».

La documentación de Balboa es corroborada por Fátima López Placer. Era su tío, hermano de su abuela, el que levantó la fábrica, que después pasó a su padre, José Antonio López. Como todas, sobrevive en el olvido.

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