Diario de León

El Bierzo pasa de liderar la memoria histórica a no localizar nuevas fosas

La ARMH constata las dificultades de encontrar pistas fidedignas por la muerte de los que vivieron la guerra y la ampliación de carreteras y cementerios «Nunca sabremos cuántas hay»

Imagen de archivo de una exhumación en la comarca del Bierzo. L. DE LA MATA

Imagen de archivo de una exhumación en la comarca del Bierzo. L. DE LA MATA

Ponferrada

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La lucha comenzó aquí, en el Bierzo, hace más de dos décadas, pero en la actualidad la Asociación para la Recuperación de la memoria histórica (ARMH) —la organización que comenzó y lideró esta lucha en España— no dispone de nuevas localizaciones en la comarca para continuar con su labor, que ahora se centra en otras zonas del territorio nacional. «A día de hoy no tenemos más información de fosas en las que podamos intervenir técnicamente en un área probable y no, por ejemplo, un monte entero o una extensión de hectareas», explica Marco González, vicepresidente de esta organización pionera en España.

Que no tengan ningún proyecto en marcha a corto plazo en el Bierzo no significa, según Marco González, que no las haya. «Desgraciadamente la información es la que es y las personas que sabían de lugares con certeza han fallecido y los testimonios son de segunda o tercera generación, con lo que ello conlleva. Errores en la ubicación».

Por otro lado, añade, muchas fosas han sido destruidas por la ampliación de carreteras, ampliación de cementerios o directamente por lo que representa la desaparición forzosa: esconder un cadaver y no dejar pista sobre su paradero. «Por eso nunca sabremos el numero de exacto de víctimas y los lugares donde sus cuerpos fueron ocultados», añade el vicepresidente de la ARMH.

Que no tengan proyectos en marcha tampoco significa que haya administraciones que estén poniendo trabas en la comarca del Bierzo. «Nunca nos ha pasado. Puede que los permisos tarden más o menos, como en cualquier punto de España, pero es una falta de cultura de los Derechos Humanos que es transversal en toda España. Las víctimas del franquismo y sus familias siguen sin ser reconocidas por todos los niveles de la administración. No sirve que en el BOE exista una Ley con un preámbulo kilométrico si hay cientos de responsables políticos que no saben de los que les estás hablando. No se ha hecho ninguna pedagogía sobre Memoria Histórica y Derechos Humanos por parte del Gobierno en los ayuntamientos de este país. Motivo que reafirma que sea necesario hablar en las aulas de lo que supuso el franquismo y la herencia que hemos recibido los nietos y binietos de las víctimas», insiste.

Con su propio presupuesto, en los dos últimos años —2021 y 2022—, la ARMH ha trabajado en la recuperación de una veintena de fosas con más de 150 víctimas. En 2023 intervendrán en un docena de localidades de toda España, una de ellas en Busdongo, en la provincia de León. «También intervendremos en Segovia, Cáceres, Asturias, Huesca, Zaragoza y Teruel», explica Marco González.

La última, en octubre, fue en la fosa de La Llera, en la localidad de Candemuela del municipio de San Emiliano, provincia de León. En ella se conseguieron encontrar los restos de tres hombres, que se han mantenido en buen estado y, por la colocación de los mismos, se deduce que las personas que los enterraron lo hicieron con cierta humanidad, según la asociación.

Las pruebas de ADN determinarán las identidades de los tres cuerpos que según la investigación de la ARMH se corresponden con: Alipio Alonso Tejerina, de 33 años; Víctor Alonso Alonso, de 71 años; y Manuel García, de 70 años. Los tres fueron asesinados por un grupos de pistoleros falangistas el 28 de octubre de 1936, dentro del periodo que se conoce como el «terror caliente» que como había escrito el general Emilio Mola en sus instrucciones para el golpe tenía que ser un periodo de máxima violencia para erradicar y amedrentar a quienes no apoyaron el golpe de Estado del 18 de julio de 1936.

La ARMH trasladará los restos a su laboratorio de Ponferrada donde se extraerán muestras óseas genéticas para cotejarlas con las de las familias. Una vez que las pruebas de ADN ratifiquen las identidades los familiares enterrarán los restos junto a otros de sus seres queridos, como en el resto de casos.

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