Diario de León

La Virgen se apareció en el Toreno que olía a carbón

El escritor Juan Luis Cano cuenta la historia de una mentira que transcurre en la cuenca del Sil

La historia no escapa del entorno de la vía del antiguo tren minero. ANA F. BARREDO

La historia no escapa del entorno de la vía del antiguo tren minero. ANA F. BARREDO

Ponferrada

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La casualidad quiso que Juan Luis Cano —la mitad de Gomaespuma— parara a comer en Toreno de camino a Madrid. Había salido de Oviedo y en vez de coger la autopista, atravesó la cuenca del Sil. Entonces, hace ahora cuatro años, ya había decidido escribir un libro. Tenía claras la idea y la historia, pero no la ubicación; hasta que la realidad de un pueblo que mamó del carbón hasta la extenuación le abrió las puertas del relato. Y también del cielo.

«El cielo nunca me lo reconoció, quizás porque no haya en él quien se encargue de certificar tales cosas o, simplemente, porque nadie lo habite». Así empieza 'Yo fui santa', la novela que el periodista, escritor y humorista Juan Luis Cano ha construido sobre la base de una historia real que le contaron a la mesa de Casa Salomé y sobre el terreno al que volvió por segunda vez en poco tiempo para empaparse de memorias. Las de Rosi, Salomé y su padre Antonio. Y las de Felipe. De Toreno.

Juan Luis Cano, con Rosi y Salomé, de Casa Salomé, durante su estancia allí. DL

Juan Luis Cano, con Rosi y Salomé, de Casa Salomé, durante su estancia allí. DL

«Paramos a comer en Casa Salomé. Al llegar allí, me conocieron y estuvimos charlando mucho tiempo. Me empezaron a contar que aquello (el hostal y restaurante) había sido una residencia de mineros solteros cuando la minería estaba en auge y me pareció tan interesante que cuando llegué a Madrid decidí que tenía que volver. Así que regresé y estuve bastantes días durmiendo en una de las habitaciones de la antigua residencia y hablando con Rosi, con Salomé, con su padre y con la gente del pueblo que me presentaron», explica Cano. Fue ahí donde comenzó todo.

En Toreno se empezó a construir la historia de un engaño, de una aparición mariana sucedida en los años en los que el carbón era oro y el dinero no faltaba en los bolsillos de la cuenca. Allá por los 70, cuando la gente de este pueblo del valle del Sil todavía iba al Chigrín, que «olía a vino, a madera y a carbón», según el relato del autor. Era el bar que estaba en la calle Los Héroes, donde se juntaban los mineros para no contar las horas antes de volver al pozo.

Me encantó la zona, me encantó el entorno, me encantó lo que me contaron de cómo era el ambiente del pueblo en aquella época de la minería, de cómo era la vida allí. Y pensé que era perfecto

«Yo era capaz de identificar qué tren era el que se acercaba solamente por el ruido que le precedía. El más habitual era uno al que llamaban el Mixto, porque transportaba carbón, mercancías y pasajeros; pero el que casi se lleva por delante a mi hermano fue el Rapidillo que, con sus tres vagones, pasaba frente a nuestra casa como una centella de estela de polvo negro», cuenta la protagonista de una historia que es la historia de su autor y la historia de sus fuentes.

«Me encantó la zona, me encantó el entorno, me encantó lo que ellas (Rosi y Salomé) me contaron de cómo había sido su infancia, de cómo era el ambiente de su pueblo en aquella época de la minería en la que recibían a tantísima gente de fuera, de cómo era la vida allí. Y pensé que era perfecto», asegura el escritor.

Portada del libro que el propio autor presentará en Toreno. DL

Portada del libro que el propio autor presentará en Toreno. DL

Y ese ambiente que asimiló del relato oral de quienes lo vivieron se refleja sin tapujos en el libro que él mismo presentará en Toreno. La editorial Menoscuarto está cerrando la fecha con el Ayuntamiento. «Aunque no le pongo nombre, lo que cuento es la vida que Salomé y Rosi me contaron en Toreno», incide.

Lo primero que enganchó al autor de 'Yo fui santa' fue el paisaje. «Es una absoluta barbaridad de belleza. Flipamos con los bosques de castaños», dice. Después lo hicieron las verdades.

«Me sorprendió muchísimo que hubiera acudido a la zona tanta la gente de otros países, sobre todo población negra, caboverdianos. No es algo conocido. Que en esos años hubiera tanta población de color es algo excepcional», pone de ejemplo.

La casa de la 'chica del río', uno de los personajes de la novela. DL

La casa de la 'chica del río', uno de los personajes de la novela. DL

En esa miscelánea de realidad y ficción transcurre la novela en la que los más jóvenes se bañaban en las pozas del río el Fresnín, el Pocín o el Malpelo cuando era verano y escuchaban las conversaciones de bar de los mineros, algunos ya retirados de la primera línea por culpa de la silicosis. Allí donde las familias se agrupaban en edificios «grises de cemento y renegridos por el polvo del carbón que el viento iba estrellando contra él». Allí que es aquí aunque sea pasado.

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