Diario de León

ALEJANDRO MARTÍNEZ | HISTORIADOR

«Mi libro es de historia; no confronta pasado y presente»

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¿Cuál es el gran hito de CCOO en las cuencas mineras del Bierzo y Laciana en todas estas décadas?

—En la España franquista, tras la derrota de la guerra civil, los trabajadores tuvieron que responder de forma práctica y creativa a la siguiente cuestión ¿Cómo desarrollar la lucha sindical en un país en el que están prohibidos los sindicatos? No podemos olvidar que durante la postguerra, con la ilegalización de los sindicatos, los sueldos bajan, las jornadas y los accidentes aumentan mientras los beneficios empresariales se disparan. El éxito de las Comisiones Obreras es dar una nueva forma de organización que permitió ir ganando derechos e ir minando los cimientos de la dictadura. Tienen éxito porque no parten de esquemas preconcebidos. Utilizan reivindicaciones muy elementales y amplia mente sentidas por la inmensa mayoría de las plantillas. Las señas de identidad de las comisiones son el trabajo legal y en superficie, una mínima estructura clandestina y la vocación unitaria.

— ¿Se ha hecho justicia histórica?

—En general se ha hecho muy poco por conocer y honrar la memoria de quienes contribuyeron a la conquista de las libertades y los derechos. La memoria, es decir, la gestión social y política de la historia, está sometida a la dialéctica del recuerdo y del olvido y en este caso ha vivido más olvido que recuerdo. La historia de la democracia española se fundó en el aire, no se reivindica la aportación del antifranquismo de los años 60, en el que el movimiento obrero fue clave. Y la memoria democrática es un derecho de las nuevas generaciones, aunque sea por el simple hecho de poder abordar el futuro con las herramientas de la experiencia.

— Fabero quiere ser un centro de memoria de CCOO.

—Sí, en Fabero se ha creado el Archivo de Minería de CCOO de Castilla y León. Y allí recogen la documentación de las secciones sindicales de CCOO ya constituidas cómo sindicato democrático. Sin duda será de gran valor para los historiadores. En el caso de este estudio que termina en 1982 utilizamos mucha de la documentación que se ha llevado a Fabero y otras que hemos recopilado en multitud de archivos. Porque reconstruir el funcionamiento de organizaciones clandestinas es complicado, en el caso de un movimiento no estructurado, como son las CCOO durante el franquismo, se hace harto complicado.

—¿Conserva todos los valores iniciales hoy CCOO?

—La realidad actual no es la misma de entonces, ni el tejido productivo ni la clase trabajadora. A pesar de la crisis, la campaña antisindical y del declive industrial el movimiento sindical sigue siendo el ámbito asociativo que mejor salud conserva en la sociedad, sin comparación con ningún otro ámbito de la sociedad. Comisiones Obreras sigue siendo la principal organización con un millón de afiliados y 100.000 delegados que negocian convenios, pensiones o derechos sociales. Comisiones Obreras sigue conservando su carácter de sindicato de clase y confederal, así como su carácter sociopolítico. En algunas de sus estructuras también conserva su carácter de sindicato que combina la presión y la movilización, aunque los servicios tienen un peso destacado. Quizás una de las cosas que los sindicalistas de entonces más echan en falta hoy es el que la menor politización de los sindicalistas que les impide una visión social de conjunto. Este es un libro de historia, y su función no es confrontar pasados épicos con presentes supuestamente grises. Se trata de recoger el caudal de experiencias desarrollado en circunstancias muy distintas y sacar las lecciones que sean oportunas para el presente. Las realidades históricas son diferentes, y la necesidad del sindicalismo, en un siglo XXI en el que las realidades del trabajo se vuelven a alejar de la laboralidad, la regulación y la estabilidad, está fuera de toda duda.

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