OBITUARIO
Muere en Ponferrada el teólogo de los pobres
Javier Domínguez, jesuita, fue del comité del asesinado arzobispo Romero en el Salvador, el de la Teología de la Liberación

Javier Domínguez fue 48 años jesuita y a los 65 colgó los hábitos para casarse.
Sí, fue el teólogo de los pobres, —»de los empobrecidos», como solía decir— porque su vida y su doctrina teológica rompió moldes y en cierta medida incomodó en su momento a la curia eclesial más conservadora. Javier Domínguez Martín-Sánchez murió en Ponferrada a los 96 años. Ayer miércoles fue incinerado.
Durante 48 años fue jesuita y en Latinoamérica —especialmente en Venezuela— le llamaban el Teólogo de la Liberación, que lideró un cura peruano llamado Gustavo Gutiérrez Merino y que postuló la corriente teológica cristiana de considerar que el Evangelio dicta y exige la opción preferencial de atención a los pobres.
Javier Domínguez dedicó su vida a ellos y a su esposa, después de colgar los hábitos a los 65 años. Su corriente de pensamiento humanista, más afín al actual papa Francisco que a los precedentes Wojtyla o Razinger, aunque siempre fiel a los mandatos de la Iglesia Católica, era especial y rompedora para aquellos tiempos de la década de los sesenta, setenta y ochenta del siglo pasado.
Javier Domínguez escribía lo siguiente en 1979: «Para ser fiel a la Iglesia tienes que aceptar todo lo que los papas han dicho y dicen (aunque sean tonterías; que los papas han dicho muchas tonterías) ... Total, que por la fe, te han llevado a la lucha de clases a favor de la clase dominante, poniendo el estigma de anticristiano a todo lo que haga peligrar la situación establecida ... Pero yo estaba decidido a ser consecuente con el Evangelio. Algo tenía absolutamente determinado: que no dedicaría mi vida a los ricos, ni a amansar a los pobres».
Militó en Vanguardia Obrera de los comités de Óscar Romero (candidato al Nobel de la Paz en 1979, cuando se lo dieron a Teresa de Calcuta, asesinado cuando oficiaba una misa en El Salvador). Javier Domínguez también estuvo en Comunidades Cristianas Populares, otra de las organizaciones con la opción preferencial por las personas pobres.
Javier Domínguez, «Domi», había nacido en Madrid y se casó con una berciana de Ponferrada. Pero, rascando en los papeles del pasado, resulta que también tenía raíces en el Bierzo, en concreto en Cacabelos y en la mismísima Ponferrada, de donde fue alcalde uno de sus ancestros llamado Cristóbal Bañales.
Javier Domínguez, hombre docto y fiel a sus principios, tiene biógrafo. Se llama Luis Ángel Aguilar y ayer hablaba con este periodista por teléfono desde Albacete. Según narra Aguilar, en la genealogía del libro «Javier Domínguez: Un jesuita antisistema», al hablar de su familia de los Quirós entre los ancestros de la madre de su bisabuela Francisca, se encuentra a Inés Moscoso, que era la nieta de Bañales.