Una firma del polígono de Cabañas impulsa una escuela de talladores

Una empresa del polígono industrial de Cabañas Raras, Anmar, aguarda únicamente al visto bueno del Instituto Nacional de Empleo (Inem) para crear una escuela de talladores de madera. Si finalmente se da el visto bueno, la fábrica de artesanía se comprometerá a poner en marcha «en un breve espacio de tiempo», según asegura Jose, su promotor, una escuela destinada a un alumnado profesional y aficionado. En este sentido, el responsable de esta iniciativa declaró: «En la actualidad, hay muchos talladores que estudian durante muchos años las técnicas para convertirse en expertos de la madera, pero luego no las comparten con nadie, por temor a ser superados. Este no es mi estilo. Yo propongo crear una escuela para difundir todos estos conocimientos antes de que se pierdan dentro del mundo industrial», aseguró. En estos momentos, en las naves de Anmar sigue abierta un muestra muy peculiar de este artesano que lleva más de dos décadas tallando todo tipo de objetos. Expone hasta el próximo seis de septiembre las obras que ha elaborado en estos últimos años. Cada una supuso varios meses de arduo trabajo, y por este motivo, cada una tiene su propia historia y significado. La mayoría están a la venta, con unos precios en directa relación con la mano de obra y el coste de los materiales empleados. La muestra de objetos es casi inimaginable. Abarca desde baúles y arcones medievales decorados con blasones tallados hasta un Gernika elaborado con diversas maderas. También hay muchos cuadros realizados en taracea, una clase de material mucho más difícil de moldear y que los tablones y las superficies que normalmente utilizan los carpinteros profesionales. En taracea se pueden ver enmarcados, por ejemplo, imágenes tan diversas como los cuatro ases de la baraja española, un flamante Ferrari F-40 o también unos gallos peléndose. Escritorio millonario Pero la obra estelar es un escritorio confeccionado con maderas africanas y con pomos de hueso que representan la vida y obra del escritor Miguel de Cervantes. Está tasado en más de dos millones de pesetas, y costó a su autor más de seis meses de paciente trabajo para reflejar en la madera la bibliografá del genial autor de El Quijote. Sin embargo, en Anmar no solamente se elaboran objetos grandes y costosos, sino que también se fabrican pequeños adornos hechos con los materiales más inverosímiles, como puede ser un pedazo de leña para la chimenea. «Es increíble lo que se puede hacer con materiales de desecho», comentó Jose, propietario de Anmar. «Con un leño para el fuego voy a hacer un minino de madera». Este profesional nunca ha utilizado herramientas industriales para la confección de sus singulares obras. «Quiero que la artesanía siga viviendo, por eso solamente utilizo un torno eléctrico como única herramienta no tradicional», apuntó.