Diario de León

El cineasta abre el año académico del centro con 210 alumnos matriculados en sus tres cursos

Suárez liga el prestigio de la Escuela de Cine al de sus primeros titulados

El director honorífico cree «una esperanza para el cine» que los estudios funcionen en Ponferrada

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Carlos Fidalgo - ponferrada
Ponferrada

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«¿Qué espera de la primera promoción?», le preguntaron ayer al director honorífico de la Escuela de Cine de Ponferrada, el cineasta Gonzalo Suárez, a su llegada al campus para inaugurar el curso en el centro adscrito a la Universidad de León. «Que no haya suicidios», respondió con el humor que siempre distingue sus intervenciones públicas. Luego, ya más en serio, valoró como «una esperanza para el cine» que más de doscientos alumnos hayan elegido Ponferrada para aprender el arte y el oficio cinematográfico y mostró su confianza en que la primera promoción del centro, que este curso concluirá su ciclo, aporte a la Escuela el prestigio que busca y se convierta en un referente para quienes vengan detrás. No será por falta de oficio. «Están preparados para salir triunfantes, aunque no depende sólo de ellos», aseguró Suárez, satisfecho con la evolución que han experimentado en un año los cortometrajes rodados por los alumnos que al acabar el curso que comienza obtendrán el título propio de la Universidad. El cineasta, que recientemente ha probado con la dirección teatral adaptando en Arsénico, por favor un clásico del cine, entiende que muchos de los estudiantes del centro tienen más oportunidades de abrirse camino en la televisión y les animó a competir «en el campo de la imaginación» con la industria norteamericana de la imagen. «La imagen es el oro negro de nuestro tiempo, eso no hay que dudarlo», afirmó, poco antes de dirigirse a los alumnos para abrir el curso con una nueva lección magistral, en el recién estrenado salón de actos del campus. «Sobran directores» Con todo, Suárez volvió a insistir que «sobran directores» y hay «poca demanda de ideas» en la industria nacional de la imagen. Por eso entiende que los estudiantes, además de no desdeñar las especialidades más técnicas, tampoco debería descuidar los vínculos que unen al cine con la literatura, de la que parte todo. Y es que el director de Remando al viento insistió en que el cine es un arte multidisciplinario, que se alimenta de la pintura y hoy también de videojuegos como los que diseña su hijo. El tercer curso de la Escuela de Cine arranca con 210 estudiantes, 50 de ellos nuevos. «Está muy bien que haya 50 alumnos nuevos. Es lógico que en el primer año el número fuera mayor y haya ido decreciendo», afirmó Suárez. Contento con las nuevas instalaciones del centro -«la aportación tecnológica se ha cumplido», afirmó-, el cineasta salvó, de nuevo con humor, alguna que otra pregunta comprometida; «¿Tiene la Escuela algún defecto?», se le interpeló. «Sí, pero no lo digo», respondió.

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