Diario de León
Publicado por
MANUEL CUENYA
León

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HACE YA algún tiempo recibí un correo muy gracioso. Como para descojonarse y no echar ni una gota amarilla. Me apetece darle vida a este correo. Tal vez algunos de vosotros lo conozcáis. Mas esto no es inconveniente para que lo saquemos de paseo, cual perrito faldero, y de paso le demos una vuelta de tuerca, si nos apetece o lo creemos conveniente. El correo en cuestión comenzaba así: «... Desde que las insignias se llaman pins, los maricones gays, las comidas frías lunchs, y los repartos de cine castings, este país no es el mismo: ahora es muchísimo más moderno». Esto es lo que Ortega y Gasset, en La rebelión de las masas, llama «cultura moderna». «Ya el nombre es inquietante: ¡que un tiempo se llame a sí mismo 'moderno', es decir, último, definitivo, frente al cual todos los demás son puros pretéritos, modestas preparaciones hacia él!». Se nota que nuestro lenguaje se está agringando, a resultas del dominio que ejercen los Estados Unidos sobre nosotros, pobres marionetas al servicio de un descerebrado de cuyo nombre prefiero no acordarme. Los rapaces de estos tiempos, además de no leer una mierda, ven mucho a analfabetos catódicos y «apostódicos» largando verborrea insana a través de la caja tonta, y se quedan como alelados, contagiados por el virus yanqui, que se encarga al mismo tiempo de destrozar nuestro lenguaje. Los niños guay y las niñas pijas de nuestro país ya no saben, en verdad, si hablan «espanglis», «inglis» o una mezcolanza de castellano «modelno», español castizo e inglés pasado por la trituradora gringa. En nuestro país nadie es realmente moderno si no dice cada día cien palabras en inglés, porque las cosas, en otro idioma, nos suenan mucho mejor. Y sobre todo si las decimos en inglés. Así somos de horteras. Ni que decir tiene que es mejor llamarse Jennifer o John que Pepita o Manolito. Tampoco es lo mismo decir bacon que panceta, ni vestíbulo que hall, ni inconveniente que handicap... Qué «fisnos» somos. Hasta hemos perdido los sentimientos, porque ahora sólo tenemos feelings. Y cuando vamos al teatro, al cine o al fútbol sacamos tickets en vez de entradas, comemos sandwiches en vez de bocadillos y vamos al pub en vez de ir a la cantina de siempre o al bar de la esquina. Y los muy realmidos se limpian los mocos con kleneex en vez de limpiárselos con pañuelos. Pero para ser ricos del todo, y quitarnos el complejo tercermundista que seguimos teniendo, sólo nos queda decir con acento americano la palabra siesta.

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