Diario de León
Publicado por
JORGE VILLA
León

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«HEME AQUÍ al borde del estribo, cara a cara con la muerte...», espetó Alonso Quijano poco antes de fallecer y en esa actitud gallarda y esperpéntica (mucho antes de que Don Ramón María introdujera tal acepción) que le convirtieron en el ingenuo más grande que jamás se imaginó. El ingenioso hidalgo Don Quijote y su fiel amigo y escudero Sancho, haz y envés una misma personalidad, del espíritu negro de la Iberia, dos soñadores, dos entrañables ilusos inadaptados de su época y sociedad. Y como máximo referente del inadaptado, del desgraciado por antonomasia, su autor: Don Miguel de Cervantes y Saavedra. Ayer se celebraban muchas cosas. El día de los comuneros, San Jorge y el aniversario de la muerte de don Miguel. Gonzalo Rojas, poeta chileno, recibió el Cervantes y se refirió en discurso a otros grandes ingenuos: Allende y Neruda. Mientras tanto Castilla y León celebraba su día pero no sé que referencia de sentimiento patrio puede tener un Ponferradino, por ejemplo, o un leonés, por celebrar un día como el de Villalar. Lugar donde se ajustició a otros tres grandes ingenuos por enfrentarse a Carlos I (Padilla, Bravo y Maldonado) Villalar no representa ningún referente simbólico por mucho que se pongan, en un reino que tuvo mil Reyes antes que Castilla leyes. Pero hoy, ayer, es día de celebración de la Comunidad y, vamos que no hay clase, ni trabajo¿, megapuente de acueducto y como además se celebra el día de San Jorge, pues igual aún aquí en Ponferrada, a pesar de no existir tradición habrá quien se ponga ilustrado y le regale una rosa o un libro a su pareja. A estas alturas de la película no negaré la bobada del asunto, pero me encantaría salir a la calle y que todos portaramos un libro o una rosa en la mano, me figuro que todo iría en esta vida mucho mejor. Y sí, como diría José Ángel "El pacifista"ese es mi deseo para el próximo San Jorge. Mientras tanto y en Ponferrada espero encontrarme hoy (ayer) con algún ingenuo que ojee y hojee entre códices y volúmenes para regalarle a su amor o a sus desamor, a su Dulcinea del Toboso, a su Vienna, un texto inolvidable. Ingenuamente, uno, sin solvencia ni decencia tampoco sabe qué le gustaría a ella como lectura inolvidable. Sin embargo como lo importante es la intención y un buen texto lo agradecen sólo quienes lo merecen yo me tiraría por lo clásicos, es la única manera de seguir creyendo, ingenuamente, que nuestra Dulcinea o nuestro Quijote se encuentran a la altura de nuestras expectativas.

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