Diario de León
Publicado por
JOSÉ ÁLVAREZ DE PAZ
León

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EL RÍO LUNA, poderoso y tranquilo, tiene la suerte de contemplar, en sus vueltas y revueltas, desde diversos ángulos, el valle de Babia, tan diferente y siempre el mismo,con sus praderas bien cuidadas, sus montañas verde olivo, sus rocas imponentes como catedrales pobladas por esculturas fantasmagóricas, sus pueblos dormitando en la ladera o asomados al rio, con sus casonas blasonadas y un entorno de ensueño, no destruido por el llamado progreso. Ahora que las carreteras lo permiten, más o menos, viajar desde el Bierzo a Babia es un paseo delicioso, un regalo para el disfrute y para el descanso. A poco que las cosas se hagan medianamente bien, Babia tiene que aprovechar las posibilidades de un turismo de calidad, en comunión con la naturaleza y en contacto con gentes que están demostrando saber hacer bien las cosas, aprovechando la naturaleza y esa piedra roja que me recuerda la de los Vosgos. con la que están haciendo maravillas en Sena, en Villasecino, en Villafeliz, en San Emiliano, a la sombre de Peña Ubiña, donde el rio Torrestío, con sus frecuentes bancadas-criadero, ha sido felizmente recuperado para la práctica de la pesca de la trucha, sin muerte. Todo tan limpio, incluso las vacas, casi todo hecho con tan buen gusto, que bien pudiéramos copiar otros, leoneses como ellos. Me pregunto. no obstante, de dónde les vendrá a los babianos ese afán por los cercamientos, algunos monumentales. Cercan, incluso, lo que no es suyo, como el rio, sin respetar servidumbres, utilizando alambre de púas, con el mismo aprovechamiento y tenacidad, digna de mejor causa, que los propietarios rurales de Finisterre registran sus propiedades, por mor del derecho de torna, lindantes «con la Gran Bretaña, mar por medio». Hasta hace poco, eran las praderas y por tánto la ganadreía, su fundamental medio de vida, quizá eso tenga relación con los cercamientos. Hoy se preparan para un turismo rural ordenado y creciente. Más dificil lo tienen sus vecinos de Laciana, a pesar de tener mejores bosques. Para entender lo que significan las secuelas del carbón, basta cruzar desde Piedrafita a Villaseca; se puede observar lo difícil que es recuperar un paisaje deteriorado por el carbón, y no me refiero solamente al medio natural, también las viviendas, las costumbres, el medio urbano y rural y hasta la actitud vital son diferentes. Quizá el futuro también lo sea.

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