Diario de León
Publicado por
MANUEL CUENYA
León

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HAY ALGUNOS pueblos que tienen nombres simpáticos, incluso cachondísimos. También los hay con nombres horribles, dejémolos en que son poco agraciados, que queda mejor, como el de Cacabelos o Calamocos. Por citar alguno. Que me disculpen quienes viven o sean originarios de estos pueblos. Por otra parte, están aquellos que se nos muestran largos como un día sin pan. Nombres que parecieran interminables en su afán por extenderse más allá de lo convencional. Entre estos últimos figura Colinas del Campo de Martín Moro Toledano, que es el nombre de un pueblecín hermoso y perdido en el Alto Bierzo, en el seno del Pico Catoute. A buen seguro sea Colinas del Campo, que así se le se dice de forma abreviada, uno de los nombres más largos que se conocen, no sólo del Bierzo, sino de todos o casi todos los pueblos que existen en la geografía española. Uno, al menos, no tiene constancia de que haya nombres de pueblos más largos que este al que nos referimos. Tuve la ocasión de visitar, durante el pasado verano, algunos pueblos en el País de Gales, y para mi sorpresa descubrí que hay un pueblo que tiene un nombrecito espectacular, larguísimo. Como para quitársele a uno el hipo. Como para quedarse con la lengua arrebujada o «enrrebujada» en el intento de su pronunciación. Es tan largo el nombre de marras que dudo, incluso, de la capacidad de los galeses para pronunciar de corrido y sin pausa un «silabario» de tal envergadura, salvo que se haga a la alemana, con la consiguiente separación de las palabras que componen tal retahíla. El nombre en cuestión, más que nada por si a alguien le gustan los trabalenguas, se escribe así: Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrbwllllantysiliogogogoch. Espero haberlo escrito bien. Pues no resulta fácil. No os creáis que esto es un corre que te vas linguístico con un cascabel atrás. Es sólo el nombre de un pueblo del noroeste de Gales, situado a pocos kilómetros de Bangor, en el camino de Holyhead. Holyhead es la ciudad portuaria en la que uno se embarca para ir a Dublín. Se cuenta que al nombre primitivo de Llanfairpwll, un cantero, chistosito él, añadió, en el siglo XIX, la fruslería de 46 letras que vienen a significar lo siguiente: Santa-María-en-el-Estanque-del-Nogal-Blanco-cerca-del-Torbellino-Rápido-de-la-Gruta-Roja-de-San Tysilio. El nombrecito se las trae por lo largo y lo graciosete. A su lado Colinas del Campo de Martín Moro Toledano se queda en pura menudencia.

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