Diario de León

| Crónica | Carballo, en el banquillo |

Duelo bercianista en el juzgado

El secretario del PB, Iván Alonso reclama cinco mil euros al fundador de su partido y hoy presidente del PRB, Tarsicio Carballo, por afirmar que le había amenazado de muerte

Tarsicio Carballo, con su abogado, esperaba ayer el momento de entrar en la sala para ser juzgado

Tarsicio Carballo, con su abogado, esperaba ayer el momento de entrar en la sala para ser juzgado

Ponferrada

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El fundador del Partido del Bierzo (PB) y hoy presidente del Partido Regionalista del Bierzo (PRB), Tarsicio Carballo, y el actual secretario general de la histórica formación bercianista, Iván Alonso, se vieron ayer las caras en los juzgados de Ponferrada. Y lo hicieron por la vía penal, después de que Alonso denunciara a Carballo por afirmar en los medios de comunicación, tras las elecciones del 2003, que le había estado amenazando de muerte. Alonso, que considera la polémica como algo personal y alejado de la política, reclama una indemnización de cinco mil euros, que donaría a una ONG, y una rectificación pública de Carballo, al que acusa de injurias y calumnias. Lejos quedan los tiempos en los que Alonso y Carballo compartían las mismas siglas y las mismas aspiraciones políticas. Tras la salida de Carballo del partido que fundó y el ascenso del joven Alonso, lo que fue una relación cordial ha derivado en demandas cruzadas en los juzgados donde las supuestas amenazas de muerte que según Carballo habría recibido del hoy secretario general del PB ocupan el centro de la polémica. Las amenazas telefónicas en las que ayer se ratificó Carballo ante la juez de lo Penal ya llevaron al presidente del PRB a denunciar a Alonso en un procedimiento sobreseído por el Juzgado número cuatro, según le informó la propia magistrada. El líder histórico del regionalismo berciano, que aseguró no haber recibido notificación del archivo de su denuncia, se sentó sin embargo en el banquillo de los acusados para responder de sus manifestaciones en prensa y en la televisión local de Ponferrada. Carballo reiteró ante la juez que Alonso le había amenazado telefónicamente durante varias madrugadas a lo largo del año 2000 y que disponía de una cinta grabada con su voz, en la que se apoyaba el procedimiento sobreseído. Carballo aseguró que si tres años después reveló públicamente las supuestas amenazas se debió a la situación de «acoso y derribo» a la que su nuevo partido y su figura se vieron sometidos por parte de Alonso, a quien, dijo, descubrieron arrancando carteles del PRB en la avenida de Pérez Colino. Sus manifestaciones públicas sobre esta situación de «acoso» en mayo del 2003 se habrían producido, repitió Carballo, dentro del «contexto político» de unas elecciones en las que los dos partidos competían por el mismo electorado. Varios periodistas de medios locales declararon como testigos, aunque la vista oral se acabó suspendiendo para visionar mañana jueves una grabación de la televisión local con las manifestaciones de Carballo y para citar de nuevo otro testigo de la prensa que no compareció. El casco puede quedar mañana visto para sentencia. La definitiva división del bercianismo, también.

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