Diario de León
Publicado por
JOSÉ ÁLVAREZ DE PAZ
León

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ANTES de viajar a Groninghen, donde nuestro amigo Domingo, daba clases de gallego en la Universidad, visitamos, guiados por Amancio Prada, a Feliciano Fidalgo. Pude comprobar, enseguida, que estaba en la casa del periodista mejor informado de París, que conoce el territorio, extrovertido y vital, un libro abierto del quien es quien en la España que ya veía la salida del lago túnel de la dictadura. En aquel invierno del 72 organizó Feliciano el primer festival internacional del botillo, con materia prima elaborada con mucho amor por doña Teresa Prada de Prada, en Dehesas, excepto el champán francés. El segundo festival internacional del botillo, que yo conozco, lo ofrecería, años después en Luxemburgo, el equipo de la U.D. Noceda, a más de medio centenar de nuevos europeos, al principio dubitativos, luego entregados. El botillo engancha a cualquiera. Feliciano enseñaba a sus amigos a comer y a beber en la Coupole, en Le Train Blue, en Chez Lip, mientras profetizaba sobre la transición haciendo análisis tan atinados como cuando aseguraba que «algún día los vinos del Bierzo serán internacionales» . Aquel berciano de brazos abiertos, nos llevó a descubrir algunos rincones, insospechados para mi, heterodoxos y pecaminosos, del barrio latino, con ánimo formativo y de teoría del conocimiento, más que como terapia de choque. Arribamos por fin a Frisonia, conducidos por Domingo toda la noche viendo las luces de Holanda, como si las casas no tuvieran ventanas , al tiempo que el párroco anunciaba en Groningen, en la misa de doce, su próximo enlace con la secretaria, con el execuátur del cardenal Suennens, todos contentos de que siga de párroco. Yo disfruté mucho con aquello. Despiertan en mi estos recuerdos, las imágenes de Diario de León donde Amancio le condecora a título póstumo, en la persona de su hermano Agapito, al que veo muy emocionado y feliz, en presencia Luis del Olmo, Daniel Gavela, Félix Monteira y otros amigos y embajadores del Bierzo, bajo el patrocinio generoso de José Luis Prada, otro que, sin marchar de aquí, ha hecho por el Bierzo mucho de mas de lo que sus detractores llegarán a reconocer nunca, primero creyendo en lo nuestro y después arrastrando a muchos consumidores de medio mundo hacia esa fe suya . Como dice Amancio, sólo un hombre tan generoso, que condecora a quien ya no está, puede plantar árboles autóctonos, que no verá en sazón, en los montes de Canedo.

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