Diario de León
Publicado por
JOSÉ ÁLVAREZ DE PAZ
León

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SIEMPRE he pensado y sigo pensando que no hay perros peligrosos, hay adiestradores de perros, peligrosos y criminales. Lo digo porque el Gobierno de Suiza, el país que lava más blanco y donde lo único que circula libremente es el dinero, quiere esterilizar y castrar al mastín leonés hasta expulsarle preventivamente de aquel paraíso. Pretenden, los responsables de que la Confederación Helvética sea una democracia plana y sin sustancia, sin fronteras conocidas entre gobierno y oposición y ancha es Castilla para el que manda, guardar a los ciudadanos de los peligros del mastín leonés, por la vía rápida del exterminio de una raza que ellos tienen entre ceja y ceja. Seguramente lo hacen para que la gente sea más feliz, tenga menos miedos irracionales, y se suicide un poco menos. Si por controles fuera, el personal en Suiza debería sentirse muy seguro, pues desde que entras hasta que sales, puedes decir que no moverás un músculo allí sin que lo sepa la seguridad nacional, enterada por dónde circula tu coche pagano, debidamente registrado y con su marca de alienígena bien visible en el parabrisas. Seguro que saben también cómo piensas, cuales son tus creencias, tus fobias y aficiones. Como se trata de un país donde prácticamente todo está hecho, el feudo de la Banca ni se toca y la corrupción no es hostigada, el parlamento celebra cuatro sesiones ordinarias al año, los del gobierno sin oposición, tanto monta monta tanto, se aburren mucho, por eso necesitan dedicarle un tiempo de su vida al mastín leones, un peligro dentro de sus frías cabezas cuadriculadas. Son los mismos que promueven una política de seguridad social cicatera y tacaña, guardando las distancias con los inmigrantes, reduciendo sus prestaciones o haciendo de ellas una interpretación restrictiva, puramente civilista, sin ninguna facilidad para la integración, a pesar de ser el 20% de la población total. Tuve ocasión de trabajar en largas jornadas suizas con los trabajadores españoles, entre ellos Santiago de Cacabelos, que ejercía su liderazgo en Lausana, para conocer sus problemas en contacto con la Representación de España y los responsables de la Administración Helvética y preciso de qué estamos hablando : nunca una mala palabra, un gesto ineducado, un portazo, una pérdida de las formas. Guante de seda en mano de hierro. Mano de hierro ahora para el mastín leonés, como la han tenido con muchos leoneses y otros sufridores inmigrantes, envueltos en los celofanes helados de la buena educación.

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