Discapacitados que rompen con los prejuicios laborales

Jennifer y Rosa se afanan en llenar las bolsas de los clientes de Carrefour en Ponferrada mientras ellos pagan las compras. En apariencia son dos trabajadoras más de la multinacional, y de hecho forman parte de la plantilla desde hace unas semanas a pleno rendimiento. La única peculiaridad de las dos chicas es que provienen del centro de educación especial Bergidum, de Fuentesnuevas, y que forman parte de la experiencia que esta institución ponen en marcha para favorecer la transición a la vida adulta de muchachos y muchachas con diversos grados de discapacidad, y con edades comprendidas entre los 17 y los 21 años. Como Rosa y Jennifer otros doce compañeros salen cada mañana del centro educativo con destino a media docena de empresas que participan con una disposición exquisita en este interesante programa. En ello pone el acento la directora del colegio Bergidum, Rosa Álvarez, que confía ciegamente en que la mayoría de los alumnos vean favorecidas sus posibilidades de integración social. Gratitud Los chicos y chicas con más discapacidades tanto en lo físico como en lo psíquico están destinados a los talleres de trabajo de Asprona-Bierzo en el pantano de Bárcena. El resto, además de en el hipermercado Carrefour, aprenden un oficio y colaboran en la actividad de firmas como Muebles Abad en Camponaraya, la imprenta Peñalba Impresión en Ponferrada y la planta de Textil Toral en Toral de los Vados. La experiencia laboral se repite tres días a la semana, según explica la directora del Bergidum, Isabel Gómez, que no deja de redundar, agradecida, sobre la labor social a la que contribuyen las empresas que intervienen en el programa de transición a la vida adulta. Los chicos seguirán compaginando sus tareas en el centro educativo y en las empresas hasta el próximo mes de junio.