El denunciante perdió su trabajo en un bar y asegura que mantiene el miedo en el cuerpo
La fiscal pide 720 euros a dos ultras por intimidar a un dirigente de IU
Los encausados niegan su viculación con grupos fascistas y la acusación dice que fue «por ideas»
La titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Ponferrada dejó ayer visto para sentencia el juicio de faltas contra dos jóvenes a los que se ha encuadrado en simbología de la ultraderecha y que fueron denunciados por intimidar con amenazas y coacciones al militante de Izquierda Unida (IU), Aniceto Reyes, el 28 de octubre de 2004. La fiscal solicitó para M. Á. C. Á. y D. F. V. tres multas que en total suman 360 euros para cada uno. La acusación elevó la solicitud de pena a los 1.500 euros de indemnización por daños morales, mientras que la defensa de los dos encausados pidió a la juez que les impusiera 10 días de multa a razón de 3 euros por día para cada uno (30 euros), al admitir que hubo una falta de amenazas y coacciones, ya que los daños causados con la rotura del cristal de la puerta de su casa y el del bar donde trabajaba, ya habían sido sufragados. En la vista oral, los dos jóvenes quisieron dejar bien claro que ellos no tienen ninguna vinculación con grupos fascistas, neonazis o de ultraderecha. Sin embargo, sí admitieron ante la juez que amenazaron e intimidaron al militante comunista, y argumentaron que todo fue debido a que desde los grupos organizados de izquierdas se venían metiendo con ellos y querían evitar problemas en una fiesta antifascista que habían convocado para el día siguiente en el bar Mala Leche, donde trabajaba Aniceto. Los acusados negaron el informe policial que les atribuía portar en el brazo una esvástica. En el juicio contaron al abogado de la acusación que el hecho de llevar la cabeza rapada era debido a que son un grupo de jóvenes muy aficionados a las motos y que, por el casco, llevar el pelo largo, les perjudica. En el juicio, Aniceto Reyes dijo sentir mucho miedo al verse rodeado por seis jóvenes en la calle al salir de su bar, uno de ellos en moto. Aseguró que perdió el trabajo en el bar por verse en los medios de comunicación vinculado con estos problemas y dijo temer por su vida cuando uno de ellos arrancó una tabla de un palé y rompió el cristal de seguridad de la puerta de entrada al portal de su vivienda, al tiempo que forcejearon en la entrada de su piso con su compañera dentro. Asegura que es hoy el día que, ya en otro trabajo, tiene que salir acompañado por amigos para llegar a sucasa, por mantener ese miedo.