La Feria de la Cerámica abre sus puertas a las propuestas más artísticas

Vasijas, vacía bolsillos, ceniceros, platos, espejos, pendientes, relojes, cuadros o collares. Estos objetos y muchos más, elaborados todos ellos con barro como principal materia prima, se pueden encontrar en la Feria de Cerámica de Ponferrada, que ayer fue inaugurada un año más -y ya van veintiséis- por el alcalde, Carlos López Riesco, y el director de la Escuela de Cerámica, Gerardo Queipo. El artista berciano destacó, como organizador, la gran proyección de esta cita, que cada año se centra más en la faceta artística y creadora del ceramista como un elemento diferenciador de otros eventos de este tipo. Hasta la feria se acercaron decenas de personas, muchas de ellas a comprar algún detalle para la casa, otros sólo a curiosear entre las decenas de piezas que exponen los más de 60 stand ubicados en el patio del colegio Campo de la Cruz. Los estilos muy diversos, desde diseños vanguardistas con formas psicodélicas de colores vivos a los objetos de barro más clásicos como el típico «pote» para hacer la queimada -con sus vasitos y cucharón a juego- o las fuentes para el asado, que toda berciana que se precie tiene en casa. Además de los ceramistas españoles, entre los que se encuentra una amplia representación de la comunidad autónoma, participan este año en el encuentro, invitados por la organización, cinco artistas portugueses y la india Madhur Sen, de Nueva Delhi, que ha traído una pequeña muestra de su trabajo, principalmente figuras de barro que representan a animales exóticos como jirafas, elefantes o tortugas. Con esta representación, Embarrarte abre la feria a la participación de otros países, que esperan que el próximo año sea más numerosa con la asistencia de «artistas del barro» procedentes de Holanda, Eslovenia e Italia, entre otros. La jornada inaugural se completó con la actuación estelar del francés Michel Moglia y su «órgano de fuego». Ponferrada fue testigo de la primera representación completa de los «Cantos térmicos» de Moglia, «personalizados» para la ocasión con el sonido de las campanas de La Encina y San Andrés, que dirigió Héctor Suárez.