Diario de León

Pescar en el río Sil

El delegado de la Junta, Eduardo Fernández, será el mantenedor del Festival de la Carpa que Santa Marina del Sil celebra este fin de semana, una cita con más de 30 años de historia

El presidente del CIT junto al autor del cartel, José Sánchez Carralero

El presidente del CIT junto al autor del cartel, José Sánchez Carralero

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Enrique Alonso Pérez - león
León

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Bien saben los pescadores de Castilla y León, especialmente zamoranos y leoneses, que a la vera del mítico río Sil, el de las pepitas de oro, adscrito al municipio de Toreno, se encuentra un bello rincón del Bierzo enmascarado entre los añosos castaños que rubrican la esencia berciana, Santa Marina del Sil, un pueblo que hunde sus raíces en la repoblación cristiana surgida en el avance de la Reconquista, es hoy vigía privilegiado de las remansadas aguas del embalse de Bárcena, que recubren los refundidos restos de los monasterios medievales de San Salvador y San Julián en la sumergida parroquia de Santa María, cuya espléndida portada románica del siglo XII sólo puede ser admirada por los expresivos ojos de las carpas que pueblan el lago artificial. Cuando a finales de la década de los cincuenta, del pasado siglo, Franco inaugura el pantano de Bárcena, después de doce largos años de haber sido redactado el proyecto, los habitantes de Santa Marina -266 según el censo de 1960- vivieron años de zozobra al ver profundamente mutilado su patrimonio agrícola, precisamente en la parte más fértil, la vega, que fue poco a poco inundándose dando la sensación de que el Sil se había cansado de ir hacia abajo, y ahora sus aguas volvían hacia arriba para anegar implacablemente el terreno heredado de sus mayores. El éxodo obligado de muchas familias afincadas en la zona, y afectadas por la merma de sus recursos, unido al paulatino despoblamiento rural que viene padeciendo el campo español, se hace patente en Santa Marina, pues 48 años después de que Bárcena y los canales cerrasen el Plan de Regadíos del Bierzo, su población estable ha descendido en más de 200 habitantes. Desde el CIT Pero algo singular había sucedido en el cambio morfológico proporcionado por el nuevo lago. Un nuevo paisaje, una nueva perspectiva, y un nuevo talante de la gente que resistió el cerco del agua, desembocó forzosamente también en una novedosa actitud frente a la oferta turística que tan generosamente ponía en sus manos la Naturaleza domesticada. Y nació el Centro de Iniciativas Turísticas de Santa Marina del Sil, que supo ver desde un principio el reclamo y el tirón de aquella bendita tierra para encajarla en el concierto turístico provincial y regional, dentro de una atractivo centrado en la «venta» de paisajes naturales, y el siempre celebrado deporte de la pesca. Y es que a Santa Marina del Sil, le había llegado una nueva especie que se incorporaba a la fauna tradicional de la comarca: su majestad la carpa, que había tomado posesión de las templadas aguas de un embalse que abría nuevos derroteros a la oferta turística, tan ligada siempre a la competitividad deportiva y a la obligada oferta gastronómica derivada de la creciente captura del sabroso «ciprínido». Alguien, con nombre y apellidos, supo sacar partido al beneficio ocasional con que les regalaba la caprichosa naturaleza, y desde la presidencia del CIT. Promovió, e instituyó, el Festival de la Carpa, que durante 31 años consecutivos viene celebrándose a orilla del pantano alimentado con las aguas del Sil.

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