Vitro llama a la calma pese a reconocer dificultades por el aumento de la deuda

La crisis financiera ha colocado finalmente en una complicada situación a la multinacional vidriera Vitro, que en el Bierzo ocupa a unos 800 trabajadores en las plantas de transformación de su filial europea Vitro Cristalglass. El grupo mexicano se vio obligado ayer al salir al paso públicamente de los rumores en círculos mediáticos y financieros sobre una inminente suspensión de pagos, a través de un sucinto comunicado de prensa. En el mismo, Vitro viene a admitir las complicaciones derivadas de la «coyuntura actual», pero también hace un llamamiento a la calma subrayando que se están «tomando las medidas necesarias» para afrontarlas. La reacción del conglomerado latinoamericano se produce después de que haya trascendido que la empresa se enfrentaba a una posición negativa de 227 millones de dólares por el efecto de la volatilidad financiera en los instrumentos de cobertura que tiene contratados. Dato éste que se unía al del cierre del primer semestre del año con una deuda global cercana a los 1.400 millones de dólares y al del gran aumento de costes en la producción vidriera. Situación «grave e inesperada» «Vitro continúa operando en forma normal y estima contar con los recursos necesarios para cumplir con sus obligaciones y para continuar cumpliendo con los requerimientos y expectativas de sus clientes», recoge el comunicado difundido por la multinacional. «La compañía reitera», subraya en la misma nota, «que a efecto de asegurar el cumplimiento derivado de la grave e inesperada volatilidad en los mercados financieros internacionales, mantiene una estrecha comunicación con sus acreedores, instituciones financieras y clientes, quienes han reiterado su disposición para encontrar alternativas favorables acordes con la actual coyuntura financiera, razón por la cual no está contemplando ninguna otra alternativa diferente». Vitro Cristalglass ha realizado ajustes de plantilla en lo que va de año en pequeños centros de Galicia y Madrid. Pero por ahora han sido mínimos en sus factorías de Camponaraya y La Rozada en Villadecanes-Toral. Su plantilla es una de las mayores de la provincia de León dentro del sector industrial.