Diario de León

La crecida del río Cega obliga a desalojar en barca a 16 familias

Protección Civil mantiene la alerta en la Comunidad por peligro de desbordamiento.

Una de las familias afectadas contempla la inundación por la crecida del río.

Una de las familias afectadas contempla la inundación por la crecida del río.

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Preocupación e indignación eran los sentimientos que embargaban al mediodía de ayer a las dieciséis familias afectadas por la súbita crecida del río Cega a su paso por la localidad vallisoletana de Viana de Cega que se produjo la madrugada del jueves, que obligó a los servicios de Protección Civil a desalojarles en barca de los chalet donde residen. «No protestamos por la crecida del río, porque vivimos cerca del cauce y estamos expuestos a ello. Lo que no es normal es que nadie nos haya advertido del peligro para poder haber movido al menos los vehículos, y más cuanto el nivel del agua ha subido tanto y tan de repente», apuntaba a Ical Clara Juez, una de las afectadas.

Tras veinte años viviendo en un adosado, la de la pasada madrugada ha sido la tercera inundación a la que ella y su familia ha tenido que enfrentarse, aunque «ninguna fue como ésta». «Antes, cuando subía el río, venían efectivos de la Guardia Civil e incluso les poníamos un café mientras desalojábamos los coches de la chopera al lado del río donde los dejamos siempre. Pero esta vez nadie avisó, pese a que en Mojados estaban en alerta desde las tres de la mañana», lamenta.

Desperfectos

Ella ha visto cómo el agua anegaba dos furgonetas, dos coches y dos motocicletas de su propiedad, que la crecida hizo desaparecer cuando clareaba el día. En declaraciones a Ical, se pregunta cómo es posible que uno de los vecinos de la principal calle afectada aparcase su coche «sin ningún problema» en la zona ahora inundada a las cuatro de la mañana, y dos horas después ya no podía verse ni rastro del vehículo debido a la crecida. «Algo han hecho que no nos van a decir», lamenta mientras su hija Judith intenta acceder a la vivienda por el patio interior, también inundado, para rescatar unas entradas para una fiesta que se celebra esta noche en Madrid.

Los mayores del municipio, como Santiago Pérez Casares, recuerdan en días como hoy las grandes inundaciones que han afectado al municipio en las últimas décadas. La mayor de ellas tuvo lugar en 1948, cuando él apenas era un niño, y arrasó, según relata, «todas las casas que había a la entrada de Puente Duero, que eran de adobe, salvo una que tenía un pequeño zócalo de cemento».

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