Diario de León

Esquilar ovejas no tiene paro y sí mucho trabajo

Burgos acogerá un año más uno de los mejores concursos de España .

Un rebaño, al paso por el puente de hierro de Carrizo.

Un rebaño, al paso por el puente de hierro de Carrizo.

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sol carreras | madrid
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La profesión de esquilador de ovejas, frecuentemente heredada de padres a hijos, ha renacido en los últimos años en España con la incorporación de nuevos trabajadores, muchos de ellos jóvenes y extranjeros, que buscan una salida a la crisis económica en un oficio «duro» pero «gratificante».

Extremadura, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Navarra y Aragón son las regiones con mayor número de esquiladores, entre los que cada vez hay más jóvenes en busca de porvenir y extranjeros provenientes de países como Polonia, Rumanía y Uruguay que muchos profesionales españoles ven como una amenaza por sus bajos precios (unos 90 céntimos por oveja esquilada en lugar de los 1,30 euros de media).

«Tiene que ser por vocación, es un trabajo muy duro», comenta Daniel Carrillo, que aprendió a esquilar ovejas a los 13 años en su pueblo, Monterrubio de la Serena (Badajoz), junto a su padre y sus dos hermanos. A sus 39 años continúa trabajando en una profesión que conoce bien, no sólo por la práctica sino también por su cargo de presidente de la Asociación española de esquiladores de ovejas.

Jorge Alegre, organizador del otro gran concurso de esquiladores de España, que tiene lugar desde hace 23 años en Salgüero de Juarros (Burgos), coincide al atribuir a la crisis económica el repunte en el número de trabajadores.

«No hay problema de trabajo, pero tenemos una competencia desleal», dice en referencia a los esquiladores extranjeros.

También ha presenciado en los últimos años la incorporación de jóvenes a un oficio que, según cuenta, antes era «más familiar» y sigue siendo «muy poco reconocido y desamparado».

Ignacio Valero se convirtió en esquilador casi por casualidad a los 25 años, cuando se marchó a Francia para hacer un curso de esquileo, poco después de formar una cooperativa ganadera con un grupo de amigos en la localidad madrileña de Puebla de la Sierra.

En su caso la profesión de esquilador se ha convertido con el tiempo en un tema casi vocacional, algo que no suele ocurrir con los jóvenes que comienzan a coquetear con esta profesión, según opina Isaac de Arriba, de 40 años, que empezó a esquilar ovejas con diez. «Muchos jóvenes que comienzan a esquilar lo dejan al año siguiente cuando consiguen dinero», dice.

Aunque vive en Alba de Tormes (Salamanca), a lo largo del año se mueve por otras zonas de Castilla y León, así como por Extremadura, Andalucía y Castilla La Mancha, acompañado de su cuadrilla, conformada por cuatro personas de entre 27 y 42 años. «Podría haberlo dejado hace tiempo, pero me gusta tanto», comenta deseoso de que llegue el mes de marzo para empezar a esquilar.

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