Viña Pedrosa, 35 años consiguiendo grandes vinos prestigian su historia
Bodegas Hermanos Pérez Pascuas celebra su aniversario con una edición limitada.
Las Bodegas Hermanos Pérez Pascuas están de cumpleaños.
La historia de Bodegas Hermanos Pérez Pascuas (Pedrosa de Duero, Burgos) comienza con Mauro Pérez quien supo transmitir desde las décadas de los 60 y 70 a sus hijos, Benjamín, Manuel y Adolfo, el respeto por la tierra y el gusto por el trabajo bien hecho. En 1980 nace esta prestigiosa bodega y este año, esta empresa familiar en la que trabajan dos generaciones, celebran sus 35 años de vida.
Manuel Pérez Pascuas reconoce que «35 años son casi una vida» a la vez que da fe de que «en este recorrido, los años pasan de cinco en cinco». Orgulloso de sus genes, relata cómo en 1976 esta saga familiar fue pionera -junto a otras cinco bodegas- en la fundación de la Denominación de Origen Ribera del Duero.
En la actualidad, el viñedo de la familia Pérez Pascuas está compuesto por un total de 140 hectáreas, que se han ido cambiando «paso a paso, comprando o, incluso, vendiendo», explica, «para hacerles más funcionales». Eso sí, Manuel Pérez Pascuas remarca que siempre centrado en la variedad uva tinta del país o tempranillo porque es, según asegura, «la que más se presta y mejor se adapta en Ribera del Duero». Ésta representa el 90 por ciento de la plantación y se caracteriza, sobre todo, por «una gran calidad y fuerza», describe. Sin embargo, sus viñedos tienen otro diez por ciento de variedad ‘cabernet sauvignon’.
Sus modernas y funcionales instalaciones cuentan con una plantilla de 30 trabajadores en bodega a los que se suman otros 25 que realizan labores de producción. Elaboran alrededor de 500.000 botellas anualmente y cuentan con 3.500 barricas de roble (60 por ciento americano y 40 por ciento francés) en las que «una tercera parte (alrededor de mil barricas) se cambia cada año dependiendo de la producción, lo que supone una gran inversión», precisa.
«Después de la barrica», prosigue, la bodega tiene un «gran dormitorio» (o cementerio como se conoce en Francia) que «depende de la época del año duermen entre 600 y 1,2 millones de botellas». Porque Manuel defiende que «los vinos bien elaborados tienen que pasar por botellas después de haber pasado barrica».
Sus caldos -Cepa Gavilán (crianza), Finca La Navilla (reserva), Viña Pedrosa (gran reserva) y Pérez Pascuas-Gran Selección- son exportados a 40 países que concentran cerca del 45 por ciento del volumen de producción anual.