Diario de León

Campofrío y la universidad aplazan a 2018 el centro de investigación

Los retrasos administrativos ralentizan la puesta en marcha de la infraestructura de Burgos.

Un camión de Campofrío entra en las instalaciones de la compañía, en una imagen de archivo. DL

Un camión de Campofrío entra en las instalaciones de la compañía, en una imagen de archivo. DL

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León

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efe | burgos

El Centro de Investigación en Industrias Agroalimentarias de Burgos (Ceniagra), impulsado por Campofrío y la Universidad de Burgos (Ubu), aplaza su puesta en marcha hasta 2018 a consecuencia de retrasos administrativos, una circunstancia que las promotoras consideran que «no es preocupante». Juan Manuel Manso, vicerrector de Infraestructuras de la Ubu, explicó que el proyecto acumula cinco meses de retraso sobre el plan inicialmente previsto. El Ayuntamiento de Burgos todavía no ha legalizado la cesión de la parcela de su propiedad en la que se va a construir el Centro de Investigación de Industrias Agroalimentarias.

En julio se aprobó el estudio de detalle que permite cambiar el uso de los terrenos, ubicados en el campus universitario y que la ciudad había reservado para levantar un albergue municipal. Con ese trámite superado, el Ayuntamiento puede hacer efectivo el convenio de cesión firmado con la Universidad de Burgos en noviembre de 2015, recordó Manso. Sin embargo, los responsables municipales aún no han cumplido con ese trámite legal, y no han acudido al notario para poner la parcela a nombre de la institución académica.

De todos modos, Juan Manuel Manso aseguró que la Universidad de Burgos tampoco está cumpliendo con sus plazos, puesto que sigue sin definir el proyecto del Ceniagra. Los técnicos están trabajando con Campofrío para concretar desde el punto de vista técnico las características y contenidos del nuevo centro, y solo se cuenta con un esquema previo.

Así las cosas, la Ubu no va a poder cumplir con su previsión, que pasaba por iniciar las obras en el primer trimestre de 2017 y abrir las instalaciones antes de finalizar el año. La obra civil comenzará en 2017, «esperemos que no se retrase más allá», reconoció Manso, y duraría unos diez meses, a los que se sumará el tiempo de instalación de los equipamientos.

Ocho meses más tarde

Por tanto, el centro de investigación abrirá entre seis y ocho meses más tarde de lo previsto, y será ya a lo largo de 2018. El vicerrector de Infraestructuras aseguró que este retraso «no es preocupante» ni para la Ubu ni para Campofrío, puesto que la empresa cárnica no requiere con urgencia de los laboratorios.

Cuando la planta burgalesa sufrió el terrible incendio de 2014, Campofrío y la Universidad firmaron un convenio que ha permitido a técnicos de la multinacional trabajar en los laboratorios universitarios. «Preferimos hacer las cosas bien, porque se invierte mucho dinero público», explicó Manso, tras recordar que los trámites son más lentos en una administración pública que en una empresa privada. La gestión siempre es más complicada, al contar con un sistema de protección del dinero público; no se trata de una «peor» gestión, simplemente es diferente.

La Universidad de Burgos dejará pasar la época navideña antes de recordarle al Ayuntamiento que deben cederles legalmente la parcela, si bien la propia institución tiene pasos importantes que dar.

Concluir el proyecto y licitar las obras, a fin de poder comenzar a trabajar cuanto antes, confiando en que el Centro de Investigación de Industrias Agroalimentarias pueda estar en marcha en 2018. Manso explicó que la UBU reservará en 2017 una partida para las obras, como ya hizo en el actual presupuesto, y va a pedir a la Junta que haga efectiva la ayuda comprometida en el próximo año.

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