Un estudio concluye que sólo más inversiones evitarán la despoblación

«Es imprescindible que el capital público castellano y leonés crezca a ritmos superiores que los advertidos en otras autonomías» para frenar la despoblación. Esta es la principal conclusión del estudio presentado ayer en las Cortes regionales ante la Comisión sobre la Evolución de la Despoblación en Castilla y León diseñado por el experto de la Universidad de Valladolid Julio López Díaz, quien explicó que las mayores dotaciones presupuestarias dinamizarán la economía y generarán empleo, lo que hará crecer a la Comunidad en términos demográficos. Además, López Díaz precisó que a corto plazo el esfuerzo presupuestario deberá centrarse en el capítulo de trasferencias corrientes (ayudas a la natalidad y a familias numerosas, entre otras) y, a largo plazo, en las inversiones reales. «Las medidas a corto plazo son imprescindibles para hacer menos costosa la decisión de tener hijos, y las actuaciones a largo plazo, son las únicas que pueden contribuir realmente a solucionar el problema». Por último, abogó por la elaboración de un «libro blanco» sobre la despoblación, ya que constituye «un problema complejo». Por su parte, el geógrafo Guillermo Ramírez Estévez, quien presentó en la Comisión un estudio bajo el título la población de Castilla y León ante el siglo XXI», expuso la necesidad de que las políticas del Gobierno autonómico se dirijan a lo que denominó «variables intermedias», en referencia a la educación, la sanidad, la asistencia social, el desarrollo económico, el mercado laboral y el urbanismo. En lo que sí coincidieron los dos expertos que hoy comparecieron ante la Comisión de las Cortes fue en que la Comunidad cada vez pierde más población, debido a la baja tasa de natalidad, al envejecimiento, a la dispersión geográfica, a la emigración de los jóvenes por la carecer de oportunidades, y a la escasa repercusión del fenómeno de la inmigración que se está dando en el resto de España. Al respecto, Ramírez Estévez precisó que entre 1950 (fecha en la que la Comunidad alcanzó su cima poblacional) y 2001, Castilla y León pasó de representar el 10% de la población total española.