El pacto

La confederación de padres y madres de alumnos Cofapa ha pedido a Telecinco que retire su telefilme El pacto, esa historia de siete adolescentes que decidan quedarse preñadas al mismo tiempo, basada en un hecho ocurrido en Norteamérica y que aquí ha sido adaptada por Fernando Colomo. Este señor nunca se ha distinguido por su capacidad para profundizar en las cosas. Lo que ha hecho en El pacto es recoger una historia ajena y contarla con su característica superficialidad. Pese a eso, El pacto podría ser un producto aceptable; después de todo, no deja de reflejar algo que pasó. Ahora bien, ocurre que El pacto , además de contar una historia turbia, añade deliberadamente gruesas capas de fango que son perfectamente gratuitas y, por eso mismo, delatan una evidente intención. ¿Por qué en El pacto se ridiculiza el mundo docente? ¿Por qué el retrato de la vida familiar se despacha con una caricatura grotesca? Estas cosas no venían en el relato original; son aportaciones voluntarias de Colomo. En consecuencia, el mensaje de El pacto , lo que la serie nos quiere decir, se concentra en realidad en esos dos ejes: el colegio es una porquería y la familia es una filfa. Y por eso la Cofapa ha puesto el grito en el cielo, y con razón: porque ni el colegio tiene por qué ser una porquería siempre, ni la familia tiene por qué ser siempre una filfa. Y más aún: porque enfoques como el de El pacto son precisamente los que hacen que, para demasiados jóvenes, colegio y familia sean instituciones repugnantes. «Eso es bueno, porque subraya la libertad del joven», dirá el cantamañanas nihilista. No, señor: eso es malo porque, en realidad, el mensaje que está transmitiendo es que no hay nada entre uno y el mundo, que no hay auxilio individual ni colectivo, que el prójimo es desdeñable y la comunidad es inútil. Y que al final sólo vale la tele, que es «la que nos cuenta las verdades». Y eso se le está contando a adolescentes, es decir, a personas en proceso de formación. Alienación masiva disfrazada de emancipación individual. Tiene razón la Cofapa.