Una feria con 50 millones de razones

La consejera de Cultura de Castilla y León, María José Salgueiro, destacó ayer como uno de los aspectos fundamentales de la participación de Castilla y León en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara los encuentros profesionales entre los distintos representantes de la industria cultural española y sus colegas en el resto de los 40 países del mundo presentes en la feria. Es una oportunidad única que la Junta pone al alcance de las empresas culturales de Castilla y León ya que de otra forma sería muy difícil para ellos poder realizar contactos a este nivel con empresas de tantos países.

La consejera aseguró que la Feria del Libro de Guadalajara es el mejor escaparate posible para la industria editorial de Castilla y León. Los negocios editoriales en la Feria suponen un mercado que equivale a más de 50 millones de dólares, con un énfasis especial en las exportaciones hacia el circuito de bibliotecas de Estados Unidos, país de donde viene un importante contingente de compradores específicamente orientado al fondo editorial en español. Ese es uno de los aspectos prioritarios en las agendas de nuestras editoriales y de la propia delegación de Castilla y León.

Para los profesionales de la industria editorial de Castilla y León la Feria es una excelente oportunidad para realizar intercambios de negocios con 40 países; en el caso de Castilla y León, la FIL supone una ventana de desde la que asomarse a los principales países de América, ya que este evento cuenta con la participación de las principales editoriales, empresas distribuidoras y librerías de México, Argentina, Colombia, Venezuela, Brasil y Estados Unidos, entre otros. Para todos los autores presentes en Guadalajara, la Feria supone además una oportunidad extraordinaria para establecer contactos con revistas especializadas y editores, con los que de otro modo sería muy difícil realizar un acercamiento personal. Para el presidente del Gremio de Editores de Castilla y León y responsable de la editorial palentina Menoscuatro, José Ángel Zapatero, la FIL les ha permitido establecer «múltiples e importantísimos contactos de negocio con los grandes responsables del libro de Latinoamérica y Norteamérica». «Hemos mantenido contactos con los representantes de los tres pilares básicos de nuestro negocio, distribuidores, universidades y bibliotecas, y creemos que fruto de estos contactos se va a multiplicar bastante el comercio de libros de Castilla y León hacia México», recalcó.

Un gran mercado. Maximiliano San José, de la librería vallisoletana Maxtor, ya es un veterano participante en la feria mexicana, pero asistir «bajo la tutela de Castilla y León como invitado de honor» permite tener «la carta de presentación hecha» y acudir «con una marca». «No somos conscientes de lo que el sector editorial puede reportar a la Comunidad. La FIL nos está dando la medida de la capacidad de negocio que tenemos con América», recalcó San José, para quien con esta expedición «se han abierto un montón de posibilidades» porque los editores castellanos y leoneses se han encontrado «con un mercado muy receptivo». La editorial vallisoletana Lex Nova acude a la FIL por tercer año y su máximo responsable, Daniel Tejada, consideró que en esta edición se han «abierto muchas más puertas» al participar los editores bajo el paraguas de la Comunidad, que presta «una presencia más seria». El director de la editorial vallisoletana Difácil, César Sanz, afirmó que «además de realizar importantes contactos, aquí te das cuenta de tus carencias y de tus posibilidades».