Diario de León

Enterrados con jarras de aceite

El arqueólogo encargado de excavar Marialba habló en Valladolid sobre las tumbas encontradas en ella y los curiosos objetos que acompañan a los restos humanos

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e. gancedo | león
León

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Junto a la cabeza -”ahora sólo un cráneo pelado-”, una jarrita de cerámica. Y dentro de ella, restos de algún tipo de aceite. Es lo que encontraron los arqueólogos encargados de excavar la basílica paleocristiana de Marialba de la Ribera, en el municipio leonés de Villaturiel, durante el verano del año 2009, en concreto cuando iniciaron la exhumación de las tumbas correspondientes a los siglos VI y VII.

«Los enterramientos romanos han ofrecido otro tipo de ajuares, con objetos como los anillos de bronce, más esperados, pero estas jarritas que acompañan a las tumbas tardorromanas, o ya visigodas, son extremadamente raras en León». Quien así se expresa es el arqueólogo leonés Emilio Campomanes, responsable de la empresa encargada de la excavación de Marialba, Talactor, y que ayer participó en la jornada Necrópolis tardorromanas en la cuenca del Duero que se celebró en la villa romana de Almenara (Puras, Valladolid) y donde este experto habló de Las tumbas bajoimperiales de Marialba de la Ribera .

¿El significado de estos curiosos acompañamientos? Campomanes apunta a rituales en los que las citadas jarritas contaran con un papel destacado. «Podrían formar parte de un banquete funerario, o quizá los fallecidos fueran ungidos con el óleo que contenían de acuerdo con un rito concreto», aventura el arqueólogo, quien recuerda que ahora se abre un largo período de análisis sobre los hallazgos ofrecidos por este yacimiento leonés, olvidado durante largo tiempo y ahora estudiado por la Fundación del Patrimonio de Castilla y León.

En su charla, Campomanes se centró en las necrópolis de la basílica, donde reposan restos humanos cuyas dataciones oscilan entre los siglos IV y VI, sin olvidar las tumbas localizadas por el alemán Hauschild en el año 1968. Como novedad, subrayó las cinco tumbas tardorromanas exhumadas y el hecho de toparse con dos claras zonas, la correspondiente a la primera época de la iglesia romana, y la visigoda. El responsable de Talactor explicó que estos trabajos han permitido, entre otras cosas, saber que en este enclave estuvo ocupado desde los siglos IV-V hasta finales de la Edad Media «sin interrupción». «Ahora, toda esta información debemos procesarla y complementarla con los estudios que en estos momentos está realizando la fundación», comentó.

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