Diario de León
Publicado por
José Javier Esparza
León

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Hay cosas que nunca pasan de moda. Bach y Mozart. Los pantalones vaqueros. John Ford. El tinto con casera. Las columnas dóricas. El café con leche. El Quijote y la Ilíada. Las fallas de Valencia. ¡Isabel Pantoja! Sí, sí, porque de repente esta semana se nos ha vuelto a poner de moda Isabel Pantoja.

Primero fue Antena 3 con su programación especial: miniserie, documentales, macroencuesta nacional (que ya les vale), todo preparado para exprimir la última gota de la cantante. «¡Pero si a doña Isabel ya no le queda zumo ni en la pulpa!», exclamaría usted como exclamé yo. Pues nada de eso. Porque no sólo Antena 3 estaba con el exprimidor en la mano, sino que en eso va Telecinco y dentro de Supervivientes pergeña la jugada letal: una aparición estelar de Isabel Pantoja para hablar de las andanzas de su hijo Kiko, ex Paquirrín, en la isla de los frikis. ¿Cómo? ¿La Pantoja frente a frente con Jorge Javier Vázquez, su despiadado flagelador del Tomate ? Pues ya ve usted: Fraga decía que la política hace extraños compañeros de cama y yo le digo que la televisión hace extraños compañeros de negocio.

Isabel vino, vio y, lo que es más sorprendente, venció; como César, pero con música. Es verdad que lo tuvo fácil, porque Telecinco se había apresurado a ponerle a la doña una alfombra carmesí: ven y pisa, morena. Y la Pantoja pisó, vaya que si pisó: señorona, desenvuelta, afirmativa, madraza y «muy artista», la viuda de España, la esposa de Julián Muñoz, la sufriente afectada del 'caso Malaya', la madre del amigo Kiko le cortó las orejas a Vázquez, que mansamente las había dejado a disposición de su invitada, y después dio la vuelta al ruedo con un clavel reventón en el canalillo del busto mientras el público coreaba las aclamaciones de rigor.

A todo entró Isabel Pantoja, incluso a las bromas sobre el tamaño del sexo de su hijo, como corresponde al estilo general de Telecinco; lo cual, por cierto, demuestra que el verdadero secreto de la «supervivencia», al menos en España, estriba en adaptarse a la zafiedad ambiente. Pantoja: algo más que una superviviente.

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