Animales para la eternidad
El Museo del Cairo tiene una sala (la 53) dedicada a las momias de animales. Hay perros, gatos, bueyes, monos, peces... Las momias de animales ofrecen indicios fascinantes de la vida y la muerte en el antiguo Egipto.
Sin duda, en el país de los faraones había grandes taxidermistas. La mayoría de los animales momificados pertenecían a familias relevantes y eran enterrados en la tumba de su dueño y con sarcófagos ‘a medida’.
Los egipcios eran muy aficionados a las mascotas. Entre sus favoritos, los perros, gatos y monos. Pero no exclusivamente. Al historiador griego Heródoto le llamó la atención el gran número de animales domésticos de los egipcios y lo apegados que estaban a sus mascotas, de forma que cuando fallecían, expresaban su desolación rapándose las cejas si perdían a su gato o afeitándose todo el cuerpo si el que moría era un perro.