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Los inmigrantes entran en Cannes

Marion Cotillard y Joaquin Phoenix protagonizan ‘The inmigrant’, de James Gray, una historia tan bien rodada como poco original que llega a Cannes en la recta final.

Los actores Joaquin Phoenix y Marion Cotillard, en una escena de la película ‘Los inmigrantes’.

Los actores Joaquin Phoenix y Marion Cotillard, en una escena de la película ‘Los inmigrantes’.

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alicia g. de francisco | cannes
León

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The Inmigrant es un evidente homenaje a los millones de inmigrantes que entraron en EE.UU. a través de Ellis Island, y que mantienen «habitable, flexible y brillante» su país, en palabras de su realizador, James Gray, que presentó ayer el filme en la competición de Cannes.

Marion Cotillard y Joaquin Phoenix encabezan el reparto de esta película, tan bien rodada como poco original en su historia. «La verdadera América es una mezcla cultural» que proporciona una «increíble riqueza y profundidad» a la sociedad, afirmó hoy Gray en la presentación ante la prensa de su película.

Con unas preciosas imágenes, The Inmigrant es, sobre todo, una mirada nostálgica al origen de Estados Unidos, a la fuerza de unos inmigrantes de los que proceden el 40 por ciento de la población actual del país, resaltó Gray.

Por eso ahora, cuando se debate sobre la inmigración latina, a Gray le gusta recordar que los adjetivos que se les dedica -»perezosos, sucios y estúpidos»- son los mismos que se decían de los irlandeses, los italianos o los judíos.

«Es el mismo argumento de los últimos cien años en Estados Unidos», afirmó Gray, que consideró que después de tanto tiempo hay que «aceptar que son parte de la riqueza de la sociedad». «Me encantaría que no existiera ese racismo, esos prejuicios», agregó el director, que lo que ha tratado de hacer con su película es mostrar el duro tránsito de esos inmigrantes hasta que finalmente podían establecerse en la prometida tierra americana. Pero hacerlo con la distancia que proporciona el paso del tiempo sobre una situación por la que pasaron más de 12 millones de personas, el número de inmigrantes que llegó a Ellis Island mientras estuvo abierta de 1892 a 1954.

Una historia conocida

La historia que cuenta la película es tan dramática como conocida y tratada mil veces en el cine. Una joven polaca, Ewa (Cotillard), llega a Ellis Island con su hermana huyendo de las consecuencias de la Primera Guerra Mundial y con la esperanza de lograr el sueño americano. En el camino se cruzan un hombre sin escrúpulos (Phoenix) que controla a un grupo de chicas que actúan en espectáculos y ejercen la prostitución, con el único elemento positivo del buen trato que les proporciona.

Nada nuevo en una película sólida y con una estética muy cuidada, inspirada en la pintura y en la ópera, ya que el director pretende que los espectadores sientan las grandes emociones propias de la ópera.

Y para la que Cotillard tuvo que aprender a hablar polaco sin acento, el «gran desafío» de este trabajo para la actriz.

La intérprete, radiante de blanco y con un moño alto, señaló hoy que el lenguaje es parte de un todo y le gusta «crear un personaje con su propio lenguaje físico, su propia voz y su manera de hablar». Y cuando «tienes que aprender un lenguaje extranjero, eso te ayuda a crear el personaje».

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