Diario de León

8.000 kilómetros, 250 historias

Un leonés cuenta en 1.500 páginas sus vivencias en los caminos a Santiago.

Agustín Molleda, junto a la estatua del peregrino en la plaza de San Marcos.

Agustín Molleda, junto a la estatua del peregrino en la plaza de San Marcos.

Publicado por
ana gaitero | león
León

Creado:

Actualizado:

Lo que anduve y dejé a los márgenes es el título de la primera novela de Agustín Molleda, un agente de seguros que de niño soñaba con ser periodista y, ya jubilado, cumple su sueño de escribir y publicar.

En dos tomos y 1.500 páginas da rienda suelta a las vivencias de un peregrino que se lanza a hacer el Camino de Santiago, por todas sus rutas, convencido de que su vida carece ya de sentido y que estuvo a punto de quitarse la vida tras ser rechazado por su ex amante.

«Se pone a caminar y empieza a escarbar en la vida de los demás para ver si la suya es la más dura de todas y ve que los problemas de los demás son mayores», explica. El personaje protagonista, Jaime Sangrador, un juez instructor, sirve de hilo conductor de las 250 historias con que se cruza en el Camino.

«El peregrino Jaime se adueña de la vida de los habitantes y sus territorios acotándolos al margen de su verdadero camino», explica el autor. La novela está inspirada en sus propias vivencias. En los últimos cuatro años, Agustín Molleda ha recorrido 8.000 kilómetros haciendo todas las rutas a Santiago: el Camino Francés, desde París y desde Grenoble a Santiago; el Camino del Norte, por la costa cantábrica, el camino portugués, desde Lisboa a Santiago. Y también la Vía de la Plata y el Camino del Cid, de Burgos a Valencia «por el que no va nadie», también llamado camino del Destierro. «Lo hice para olvidarme de los peregrinos y centrarme en la vida de las personas en los pueblos», explica Molleda.

Los turbulentos amores del ex magistrado con una mujer bastante más joven se van desvelando entre las vidas con que se cruza en los caminos. «Son personajes que te dejan una huella, un poso, gente que camina enferma como un polaco con cáncer de pulmón que hace el Camino de Santiago entre abril y septiembre; una joven que tiene un novio en Londres y una novia en Málaga y se lanza al Camino para dilucidar con quién se queda», cuenta.

En sus cuatro años de peregrino a la caza de historias «me he dado cuenta de dos cosas: la gente cuenta con mucha facilidad porque al día siguiente ya no están a tu lado y porque son muy pocos los que hacen el Camino por fe religiosa», explica.

«La religiosidad del Camino de Santiago es un mito», sentencia. «Sí hay peregrinos que tienen fe, pero la mayoría quieren pasárselo bien, van en busca de un amor o en busca del olvido», añade. Se encuentra con un profesor que hace el Camino en memoria de su hijo, muerto en un accidente, aunque lleva una vida doble con su familia oficial y su amante de toda la vida.

En la novela afloran personajes reales con nombres ficticios aunque muchos ni siquiera saben que sus vidas tienen un leve reflejo en esta ficción sacada de la realidad. «Me impresionó una chica de Quebec que había estudiado Medicina y se puso a hacer el Camino para saber qué especialidad elegir», cuenta.

Las historias van desfilando junto a escenas cotidianas en los albergues y en los pueblos por los cuales discurren las sendas. «En el Camino hay más relaciones sexuales de las que la gente se imagina; hay mucha gente solitaria que va buscando afecto y cariño», desvela.

«En los albergues hay de todo: gente que no duerme, gente que necesita que le cures las heridas... pero al final, cuando regresas a casa, te encuentras lo mismo», aclara.

Agustín Molleda piensa seguir el camino con el ordenador a cuestas para seguir escribiendo. En Perú, durante los cuarenta días que duró su viaje, preparó las bases de la que su segunda novela que pronto verá la luz: E-83. San Cayetano .

tracking