Diario de León

HOMENAJE A LÓPEZ CONTRERAS

«Veámonos para conversar juntos una botella de vino...»

La Fundación Sierra Pambley pagó ayer tributo emocionado a Joaquín López Contreras

Salvador Gutiérrez, Alberto Pérez Ruiz, Joaquín López Contreras González, Antonio Gamoneda y Juan Manuel Nieto Nafría.

Salvador Gutiérrez, Alberto Pérez Ruiz, Joaquín López Contreras González, Antonio Gamoneda y Juan Manuel Nieto Nafría.

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Cristina Fanjul | León
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«Tengo ganas de que nos veamos para conversar juntos una botella de vino». Recuerda el presidente de la Fundación Sierra Pambley, Salvador Gutiérrez, la frase con la que Joaquín López Contreras concitaba a sus amigos para las tertulias. «Era un hombre que amaba la vida, la literatura, los viajes, la conversación... y cocinaba muy bien». La institución heredera de la ILE reunió ayer a sus más allegados para realizar una «pequeña laudatio» de quien hasta sus últimos días mantuvo vivo el espíritu de Francisco Sierra Pambley. Su compañero de fatigas, Antonio Gamoneda, Juan Manuel Nieto Nafría, Alberto Pérez Ruiz, Joaquín López-Contreras González y el propio Salvador Gutiérrez se reunieron ayer en la casa de don Paco para recordar al presidente honorario de la institución hasta el día de su muerte, acaecida en diciembre del año pasado.

El académico recordó que el abogado leonés fue el artífice, junto a Justino de Azcárate y Antonio Gamoneda, de la resurección del alma redentora del creador de las Escuelas con las que la Institución Libre de Enseñanza dignificó a la clase artesanal de la provincia.

«Fue él quien devolvió la Fundación a sus orígenes después de la dictadura», explicó el catedrático. Y es que al poco de comenzar la guerra, la obra emprendida por el filántropo leonés fue intervenida, primero por la Falange y después por la Iglesia, que pervirtieron su legado. «Joaquín López Contreras y Antonio Gamoneda pasaron una travesía por el desierto porque, al principio, la Fundación no tenía dinero», subraya Salvador Gutiérrez, que rememora de qué manera comenzaron a crear la primera Escuela Taller y a vender propiedades de la institución hasta que se pudo salir adelante. «Como gestor tenía mucho instinto y en el aspecto personal una voluntad inquebrantable por transcender los muros de su profesión», asegura. El presidente de la Fundación, que cogió el testigo del propio Joaquín López Contreras, destaca la generosa ayuda que siempre le prestó.

Antonio Gamoneda tuvo palabras emocionadas para su amigo. El 10 de diciembre, en una larga carta publicada en Diario de León, el premio Cervantes destacaba la grandeza de López Contreras: «Hablo de su vocación de acogimiento, ampliamente hospitalaria, incluso, para la que quiso tener y tuvo espléndidas habilidades. Hablo también de su interés porque la corrección y las maneras afables, sinceramente practicadas, propiciasen cercanía, comprensión y, si posible era, amistad... Servicio, responsabilidad y… sinsabores; sinsabores también, sí, pero en el que era su terreno; un terreno a cultivar con la gran herramienta que llevo también muy citada: con la generosidad...» Dignidad y bonhomía. Cada vez quedan menos.

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