Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Crítica de televisión mikel labastida

Conviene no revolver los recuerdos de la infancia, dejarlos tal cual quedaron grabados y no alterarlos porque en ellos hemos asentado los años venideros. Y así nos ha ido. Los de mi generación (esa que supera los 30 y acecha los 40) hemos tenido más o menos suerte con nuestros presentadores más emblemáticos y ninguno nos ha salido rana como sí les ha ocurrido a las siguientes con, por ejemplo, Leticia Sabater, que cantaba aquello de «a mediodía alegría» y ahora va por los platós mendigando protagonismo reconvertida en cantante y sex-symbol venida a bastante menos.

Las nuestras o se han retirado (como Verónica Mengod, la de El kiosco ) o se han mantenido en el candelero con relativa dignidad (como Alaska o Miriam Díaz Aroca). Espinete y Don Pimpón también se han portado bien, los de Verano Azul no se han echado los trastos a la cabeza, y lo de Enrique, el de la gallina Cocoguagua, que reapareció después como Enrique del Pozo en el corrillo de la Campos, es un mal relativamente menor y llevadero. Hasta en las mejores familias hay ovejas negras.

En Estados Unidos miles de treintañeros andan traumatizados desde hace unos días por culpa de Zack Morris y Kelly Kapowski, que encandilaron también a una generación con sus coqueteos en Salvados por la campana, y de los que ahora han salido a la luz los peores secretos. Todavía no habían superado que Screech, el más friki de los alumnos del instituto Bayside, se convirtiese en actor porno (es como si aquí Piraña hubiese optado por esa salida laboral) cuando han tenido que hacer frente a revelaciones sobre el comportamiento del resto del reparto durante el rodaje.

El propio Screech escribió un libro contando toda clase de maldades y con ellas una cadena americana ha hecho una película. Lo más traumático, seguro, no ha sido descubrir que no se soportaban entre ellos o que se drogaban. No, nada de eso. Pocos impactos habrán resultado más duros que la imagen de Zack Morris tiñéndose todos los días para fingir que era rubio. Casi es más sencillo digerir lo de Leticia Sabater. Bueno no, pero casi.

tracking