El Thyssen entra en zona roja: cierra con cinco millones de pérdidas
El Museo Thyssen-Bornemisza también entra en la ‘zona roja’, como sus vecinos del Prado y el Reina Sofía. La institución que dirige Guillermo Solana cerró el ejercicio de 2103 con unas pérdidas de más de 5,2 millones de euros, lo que supone multiplicar escandalosamente las pérdidas registradas en 2012, ejercicio que se cerró con un saldo negativo de apenas 22.462 euros. Las visitas en 2103 cayeron además un 25% en relación con 2012.
La Fundación Thyssen-Bornemisza, que rige el museo, ingresó 20.925.783 euros, poco mas más que los 19 millones ingresados el año anterior. Pero como quiera que las subvenciones públicas se redujeron en 2,6 millones y hubo que hacer frente a unos gastos de más de 26 millones, el saldo resultó negativo. El Thyssen se hermana así con el Reina Sofía, que cerró ejercicio con más gastos que ingresos y debió inyectar 1.161.506 euros de tesorería para equilibrar una temporada terrible que obligó a su director, Manuel Borja-Villel, a lanzar un desesperado S.O.S tras «tocar fondo». También con el Prado que dirige Miguel Zugaza, que perdió 6,09 millones de euros en 2013 según las cuentas que publicó en el BOE hace un mes. Las millonarias pérdidas del Thyssen están registradas en la memoria órgano rector del museo, la fundación que publicó ayer el Boletín Oficial del Estado (BOE). Constata una caída del 35% de los ingresos propios que se agravó con un notable descenso en la venta de entradas (31%), la caída de los ingresos tanto en la tienda y cafetería (28,5% menos) y el fuerte retroceso de los patrocinios que caen el 64%.
Uno de los registros más alarmantes se debe a la sensible caída en el número de visitantes registrado en 2013, un 25% menos que en 2012, a pesar de ser un año con exposiciones de mucho tirón para el gran público como Pissarro, Impresionismo y aire libre. De Corot a Van Gogh, Hiperrealismo y El surrealismo y el sueño. En total pasaron por las salas del Thyssen hasta 944.827 personas a lo largo del 2013, lo que supone un cuarto menos que en 2012, cuando el museo celebró su vigésimo aniversario.