Michael Douglas: «No pienso quejarme de la vida que he tenido»

El actor Michael Douglas vive un renacimiento en su carrera tras el bache que sufrió por su cáncer de garganta. Esta semana estrena la película Así nos va , una cinta del director Rob Reiner, con el que Douglas repite veinte años después de El presidente y Miss Wade , aunque esta vez acompañado por la actriz Diane Keaton. En Así nos va , el popular intérprete da vida a Oren Little, un agente inmobiliario que dice todo lo que se le pasa por la cabeza con cierta actitud amarga; lo único que Oren quiere es vender una ultima casa y retirarse a beber martinis en el porche de su casa. A sus casi 70 años, Douglas muestra una sensibilidad que nunca demostró en el pasado. En Hollywood brillan cada vez menos estrellas de carne y hueso con las que el público sueña y se identifica.

—Este es un personaje complicado. ¿Conectó con él desde el principio?

—Desde el principio. Yo crecí en Westport, Connecticut, y para mí es una escena familiar disfrutar de un buen martini. El guión de Asi nos va era muy bueno. Es un tipo singular, un hombre acostumbrado a vivir bien que perdió su fortuna con la crisis y de pronto tiene que enfrentarse a la vida solo tras perder a su mujer de cáncer. Yo he sufrido cáncer y mi hijo está en una prisión federal, así que tenemos muchas cosas en común.

—Cuando lee un guión, ¿ya sabe cuál va a ser el resultado final de la película?

—El resultado de una película de cine depende siempre del director, es su medio. En este caso, Mark Andrus había escrito un gran guión, mi personaje tiene un arco brillante y la historia es distinta. Estamos hablando de una pareja adulta, no es una pareja joven y eso pierde atractivo para el gran público, pero la historia es maravillosa. Diane y yo teníamos frente a nosotros dos papeles complicados, dos seres humanos batallando contra la adversidad en sus vidas. En un principio Rob no iba a involucrarse como director, pero al final decidió dar el paso y ponerse tras las cámaras.

—Se está acostumbrando a interpretar personajes que no son precisamente amables..

—Lo sé. He convertido mi carrera en un plató lleno de papeles antipáticos y no sé por qué. Trato de interpretar películas contemporáneas y no piezas de época, sin efectos especiales, y eso obliga a los actores a estirar los músculos. Me gusta estudiar la personalidad de los personajes que interpreto, dotarles de vulnerabilidad, humanidad y el lado oscuro que todos tenemos. Disfruto con el reto y creo que un papel atractivo que seduce a la audiencia es más entretenido que uno aburrido.

—¿Cómo ve su carrera hasta estos momentos?

—Cada uno juega sus cartas como puede; yo creo que he apostado bien. Unas veces he ganado y otras he perdido, pero desde luego no pienso quejarme de la vida que he tenido. Ahora mismo me encuentro en un momento de evaluación en mi vida.

—El cáncer ha quedado atrás..

—Lo que realmente me sorprendió de la enfermedad fue descubrir el mundo del cáncer, la unión entre los pacientes y los supervivientes, la conexión que se crea y la necesidad que uno tiene al padecerlo de escuchar sus historias. Es realmente maravilloso compartir tiempo con ellos, se convirtieron en uno de mis motores.

—La película Behind the Candelabra le dio muchos premios..

—Sí. Tenía ganas de hacer esta película porque me gustó mucho la historia. Estoy muy agradecido a Soderberg por esperarme. Steven Soderberg me habló por primera vez de Liberace en el 2000 durante el rodaje de Traffic. Entonces pensé que me estaba vacilando..

—Usted es protagonista de títulos inolvidables como ‘Acoso’, ‘Atracción fatal’ o ‘Wall Street’. Representaba como pocos en el arquetipo de hombre víctima en manos de ‘vampiresas’ que le utilizaban.

—Fue un momento de mi vida en el que me encontraba confundido, pero nunca llevé mi personalidad al cine como hizo mi padre, que estaba siempre dispuesto a explotar. Como actor, es importante mantener separadas la ficción de la realidad aunque a veces nos engañen.

—Vemos un ‘revival’ de su carrera...

—Siempre he sido de los actores que saltaban sobre un proyecto cuando se lo ofrecían, pero en esos dos años obligados de descanso llegaron tan buenos guiones sobre mi mesa que he podido elegir lo que quería interpretar. Mis personajes hasta ahora eran más oscuros, más grises. Pero ya tengo una edad en la que quiero probar cosas nuevas y diferentes de todo lo que he hecho hasta ahora. Siento que estoy empezando otra vez. Lo que he vivido con el cáncer y luego interpretando a Liberace me ha dado la confianza para tomar otro rumbo.