Diario de León

CULTURA

Guerra entre el Museo del Prado y Patrimonio Nacional por Bernini

Las intrigas ‘palaciegas’ marcan la primera exposición sobre el genio italiano

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MIGUEL LORENCI | MADRID
León

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Gian Lorenzo Bernini fue una suerte de Leonardo del Barroco. Escultor, pintor, arquitecto, dibujante, escenógrafo y dramaturgo, diseñar ceremonias religiosas y fastos profanos o crear fuentes estuvieron entre las muchas dedicaciones de este ‘Miguel Ángel del XVII’. Su múltiple y poderoso talento alumbró una obra tan variada y singular como excelsa. El Prado reúne por primera lo mejor de este polifacético creador en una selecta muestra de gabinete con apenas un treintena de piezas de Bernini, todas excepcionales.

Por extraño que parezca, es la primera que se dedica en España a este genio del Barroco, y no es ajena a la polémica. La guerra abierta entre el Museo del Prado y Patrimonio Nacional ha privado a la exposición de dos piezas emblemáticas: El Cristo crucificado bronce de 1654 que se custodia el Monasterio de El Escorial, y la maqueta de La fuente de los cuatro ríos que Bernini diseñó en 1651 para la Piazza Navona, y que seguirá en el Palacio Real de Madrid, por más que al muestra exhiba uno de los pequeños leones de mármol del conjunto hallado e Italia. «Nos han ha dado una negativa, pero no razones. Patrimonio Nacional no ha querido colaborar con nosotros» lamentaba Gabriele Finaldi, subdirector del Prado, al presentar la «exquisita» muestra Las Ánimas de Bernini Arte en Roma para la Corte española en la que brillan dos mármoles esplendorosos: los bustos ‘Anima beata’ y ‘Anima dannata’, joyas que por primera vez abandonan la embajada de España ante la Santa Sede en el Vaticano.

«Suspense e intrigas palaciegas no le han faltado al proyecto de esta exposición con dos almas» corroboraba un irónico Miguel Zugaza, director del Prado que tampoco aportó detalles sobre la negativa de Patrimonio Nacional a prestar sus obras «y sumarse a este esfuerzo coral». Debían ser dos puntales de una muestra que según Zugaza «trae al Prado el laboratorio de uno de los genios del arte barroco que estuvo, además en el centro del poder». El quid del desencuentro entre Patrimonio Nacional y el Prado está en la reclamación de cuatro obras fundamentales de la pinacoteca: El jardín de las delicias , del Bosco, El descendimiento de la cruz, de Roger Van der Weyden, La mesa de los siete pecados capitales, también delBosco; y El lavatorio , de Tintoretto. Patrimonio las considera suyas.

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