El mago leonés del modernismo

El próximo año se cumplen 140 años del nacimiento en Villafranca del Bierzo de Demetrio Monteserín, uno de los grandes representantes del arte modernista español, de cuya obra Luis Alonso Luengo dijo: «Pintor mundano, retratista de los más refi nados salones, pincel que, en dulce preciosismo, multiplicaba risas de Versalles… ¿quién no conocía la gama cortesana, el sentido elegante, de aquellas fi guras de Monteserín? Las piedras, las flores y las fuentes, motivos de fondo… Días de modernismo: luminosa bohemia… Y, de repente, como en el reverso de un plano, el volcarse del cosmos, el fuerte temblor de lo natural, y ya en él, como un íntimo contraste acaso, su punto más fino, aquel en que la naturaleza parece dejar de serlo, para hacerse espíritu: luz».

Más conocido entre sus allegados como don Deme, nace en Villafranca del Bierzo en 1876 y muere en León en 1958. Fue el pintor leonés que tuvo más importancia a nivel nacional, de hecho, con él comienza en León la pintura contemporánea. Monteserín fue además un artísta que tocó todo tipo de temas en sus pinturas: desde la religión, la historia o las costumbres hasta los paisajes y los retratos. Gran coleccionista de piezas y trajes del folclore, como así lo demuestran sus cuadros sobre la maragatería, el pintor leonés reflejó dos visiones totalmente diferentes del mundo femenino: pasó de retratar el espíritu leones a través de sus gentes y susmujeres a dibujar en las revistas de la época lo más chic de la sociedad parisina del momento.

A su regreso de Francia, la principal actividad del pintor fue la pintura decorativa para terminar finalmente ejerciendo la función docente.

Durante sus años en Madrid, el artista se hizo famoo gracias a las ilustraciones realizadas para Nuevo Mundo, Blanco y Negro o La Ilustración Española y Americana o La Esfera, compaginando esta actividad con la vida nocturna de los salones y cabarets, que influiyeron de manera directa en su producción artística.

En 1903 se trasladó a Pontevedra para realizar unas pinturas murales en el Café Moderno: las Escenas de Cabaret, que pinta en la cafetería, y la decoración del artesonado del salón de los faladoiros, consistente en quince pequeñas bóvedas con motivos vegetales. También se le atribuyen los murales del desaparecido Balneario de la Toja.

También realizó el artista leonés las pinturas del techo y el telón del teatro Odeón, en Atocha, donde realizó una fantasía del siglo XVIII y una escena helénica respectivamente.

Su taller de León siempre estuvo abierto para artistas en ciernes. En su casa aprendieron creadores como Pilar Fernández Labrador, Antonio Fernández Redondo o Modesto Llamas.