Diario de León

CULTURA

«Ningún obispo español se atrevió a decir lo que dijo el leonés Fidel García»

Antonia San Felipe disecciona la vida del omañés que alzó su voz contra Franco .

Fidel García.

Fidel García.

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E. GANCEDO | LEÓN
León

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En un tiempo en el que el miedo era un convidado más a la mesa de los españoles y la disidencia se había convertido en una especie de arriesgado exotismo, un hombre valiente —y precisamente un religioso, cuando la casi completa jerarquía de la Iglesia se había colocado del lado de Franco— se atrevió a denunciar la profunda inmoralidad de todos los fascismos. Era leonés, de Soto y Amío, se llamaba Fidel García Martínez, fue obispo de Calahorra y su vida y legado acaba de ser objeto de una profunda investigación a cargo de María Antonia San Felipe ahora publicada en forma de libro: Una voz disidente del nacionalcatolicismo (Universidad de La Rioja).

«Yo siempre había oído hablar de él en Calahorra —dice la autora, doctora en Historia y en su día alcaldesa de esta ciudad riojana—, pero haciendo un trabajo de doctorado sobre la Iglesia en la transición comprobé que aunque era citado reiteradamente en la bibliografía no centraba ningún trabajo específico. Pensé que era un tema inexplorado y por eso decidí realizar mi tesis doctoral sobre él. Este libro es por tanto el resultado de más de cinco años de trabajo y de un complicado proceso de investigación. He recorrido 18 archivos nacionales e internacionales, así como varias hemerotecas, y recopilado gran cantidad de testimonios».

En el transcurso de ese proceso de documentación, San Felipe pudo comprobar que este omañés «es un completo desconocido en su tierra y en su país. La dimensión internacional de su figura y la importancia real de su pastoral Sobre algunos errores modernos no han sido valoradas desde punto de vista histórico». Asimismo advirtió que sobre su figura «la propia Iglesia española ha tejido un manto de silencio, da la sensación de haber sido castigado con el olvido, una sutil forma de venganza de sus enemigos. Por eso la investigación ha sido muy complicada pero también una aventura apasionante».

En cuanto a la máxima trascendencia de Fidel García (1880-1973), María Antonia San Felipe apunta que el citado alegato antinazi, firmado en 1942, «es su mayor legado y lo distingue de los demás obispos españoles. En un momento en el que Franco apoyaba claramente a Hitler se ocultó la persecución contra los católicos en Alemania y el racismo de su ideología. Los obispos españoles optaron por actuar políticamente para no molestar al general, pero Fidel García expresó públicamente sus temores a la penetración de una ideología totalitaria en España. Su gesto fue muy mal recibido tanto por el franquismo, especialmente por el falangismo, como por el gobierno nazi que protestó ante el gobierno español, y así lo demuestra la documentación».

Dio la vuelta al mundo

María Antonia San Felipe descubrió, además, que esa pastoral recorrió el mundo entero. «El Foreign Office británico hizo una edición especial que circuló por todo el mundo anglosajón, fue noticia reiterada en The New York Times y por Argentina, México, Sudáfrica, el circuito de la resistencia francesa la difundió por los canales clandestinos... en definitiva, pasó a formar parte de la propaganda antinazi en todo el mundo», detalla.

Otro de los aspectos más llamativos de la historia de Fidel García son las maniobras del régimen por difamarlo. Lo cuenta esta investigadora: «Al convertirse en un disidente comienzan los bulos para tratar de desacreditarlo. En el país que se proclamaba el más católico de la tierra el gobierno no podía eliminar a un miembro de la jerarquía eclesiástica, así que se optó por acabar con su honor. En Barcelona, en 1952, fue víctima de una trama tejida por miembros del Patronato de Protección a la Mujer, cuya dirección estaba infiltrada por integrantes de una sociedad secreta ultracatólica, la Hermandad de la Sagrada Familia de Nazaret. La acusación se materializa en un documento que asegura que había sido sorprendido en una casa donde se practicaba la prostitución clandestina con menores. Fidel García tenía entonces 72 años». «Mi investigación demuestra que esos hechos son falsos y descubre un submundo terrible desde el punto de vista moral —incide la autora—. Con la excusa de ayudar a mujeres ‘caídas’ (en la terminología de la época) se vulneraban los más elementales derechos».

Necesaria rehabilitación

«Yo digo siempre que la historia sólo debe tratar de contar la verdad con la mayor fidelidad y hasta donde las fuentes lo permitan —reflexiona Antonia San Felioe—. Y a veces, como en este caso, sirven para prestigiar a un personaje. Creo que a partir de este libro Fidel García, hombre de una altura moral e intelectual increíble pero que quedó prácticamente en la indigencia y arropado sólo por los jesuitas, será más valorado y todos conoceremos mejor una parte de nuestra historia. Quizás la propia Iglesia española debiera mirar su pasado con apertura de miras y con una cierta autocrítica y homenajear a figuras que en otros tiempos trato de ocultar desterrándolas al olvido».

Aun así, esta doctora en Historia Contemporánea cree que no estamos ante el «libro definitivo» sobre este ilustre omañés: «Una investigación histórica no concluye nunca, siempre pueden aparecer nuevos documentos. En este caso hay que recordar que el Vaticano mantiene cerrado a los investigadores el episcopado de Fidel García y hasta que no se estudie habrá cosas que quedarán incompletas. Ojalá que el nuevo papa abra los archivos. No obstante es el trabajo más prolijo y documentado que existe sobre este obispo que es, sin duda, el más relevante del primer franquismo en España como Tarancón lo fue en la transición».

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