Diario de León

MINORÍAS ABSOLUTAS

Venas abiertas

Publicado por
RAFAEL SARAVIA
León

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E stamos en el día 8 de la nueva era. La era post-libertad en esta España que no sabe de referéndum. El día 1 de julio entró en vigor una ley que aplastaba de cuajo unos derechos más que instaurados en nuestro país y, después de más de 16 meses de negociaciones, España ha sabido enviarnos a un estado de derecho más parecido al de 1965 que al de cualquiera de los que gozan nuestros vecinos europeos en este siglo XXI.

Hoy celebramos el aniversario del nacimiento de un poeta y pensador francés, Jean de La Fontaine. Ya hace siglos nos aventuró que: A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que tomamos para evitarlo. Por eso, y pese al aire festivo de un San Fermín acalorado... ceo que el camino de los españoles está un poco adormilado. Somos conscientes de que salga el gobierno que salga, excepto el que tenemos, esta ley se derogará. Pero aún así, pocas acciones veo en contra de una barbaridad tan grande que hasta la conservadora Europa tacha de infame, el New York Times de «siniestra» ley y varios comisarios europeos de preocupante.

Hay colectivos que sí han tenido la valentía de defender las libertades que murieron hace apenas una semana (las acciones con hologramas, Greenpeace...) pero sin embargo, el grueso de los ciudadanos hemos asumido que este miedo, repartido, sabe menos duro. Triste.

Los jueces de nuestro país, en los que cae la soberanía de decidir sobre la ley y su cumplimiento, se quedarán sin la potestad de decidir sobre tres millones de infracciones. Así de claro. Así de contundente. Así de arbitrario. Hemos visto que las decisiones del pueblo hacen temblar a los poderes oligárquicos, que la libertad de los ciudadanos le sienta muy mal al imperialismo capitalista.

Decía el ex presidente de los EE UU Woodrow Wilson que «un país es poseído y dominado por el capital que en él se haya invertido». Así se lo quisieron hacer saber a Grecia pero la madre de la democracia no ha querido callarse ante este atropello de derechos. Aquí, para evitarlo, hemos empezado por acallar a la gente... el resto, la posesión y dominación de nuestra legitimidad por parte de los mercados, viene sola y sin obstáculos si permitimos que esta situación siga así.

Un policía no podrá ser fotografiado aunque se le grabe cometiendo una infracción en su trabajo y la grabación sea como prueba del acto en sí. Quien pagará es usted. Porque tengan claro una cosa, en esta putrefacta ley, lo que prima es atacar al flanco débil. A todas las economías destrozadas por los recortes, a todos los ciudadanos que con un sueldo de 650 euros al mes están en legítimo derecho de manifestar su repudia a la pobreza gubernalizada. Están en su derecho de decidir si quieren un gobierno democrático o monárquico, están en su derecho, como dijera Erri de Luca, a ejercer la palabra contraria.

Para ello, a golpe de talón, sin jueces de por medio, las sanciones económicas minarán la voz del más pobre. Sólo el rico tendrá derecho a opinar. A no ser que la voz rompa esta ley contra el mismísimo pueblo.

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