Diario de León

CULTURA

Ricardo Magaz: «Me gustan los perdedores»

El escritor presentó en el Club de Prensa su libro de relatos ‘Perro no come perro’

El escritor Ricardo Magaz y el director del IlC y poeta Adolfo Alonso Ares, ayer en el Club de Prensa. RAMIRO

El escritor Ricardo Magaz y el director del IlC y poeta Adolfo Alonso Ares, ayer en el Club de Prensa. RAMIRO

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La presentación del libro Perro no come perro, del escritor y criminólogo cepedano Ricardo Magaz, hizo aflorar una gran idea: la creación de Astorga Negra. El autor, ‘confabulado’ con el público y quienes presentaron el libro ayer en el Club de Prensa —el director de este periódico, Joaquín Sánchez Torné, y el director del Instituto Leonés de Cultura (ILC) Adolfo Alonso Ares—, reunieron ‘pruebas’ suficientes para apostar por la capital maragata para una cita de novela policíaca. Los últimos sucesos vinculados con Astorga, como el asesinato de la peregrina o la detención en el Vaticano del ex ecónomo, así como la procedencia de dos de los mejores escritores actuales de novela negra —el propio Magaz y el también policía Alejandro Gallo—, convierten a la ciudad en el enclave ideal para una convocatoria similar a la que celebran anualmente Gijón, Getafe o Barcelona.

Magaz desveló algunas claves de Perro no come perro (editorial Eolas), empezando por la elección de los personajes, todos perdedores, como Chelo, una leonesa que ejercía la prostitución con su hija en la madrileña calle Ballesta; un personaje real al igual que Quincalla, un trilero y poeta; sin olvidar al incombustible sabueso Alipio Morgades, que ha aparecido en otros libros del escritor. «No me gustan los superhéroes, sino los perdedores, los personajes heterodoxos», aclaró el autor.

El libro lo integran una veintena de relatos cortos, porque, como reconoció Magaz citando a Antonio Pereira: «Un relato corto es una novela sin paja». Contó, como anécdota, que el libro lo acabó el año pasado y lo corrigió durante los recesos del juicio de Isabel Carrasco, al que asistió para escribir profundos análisis criminalísticos, publicados en este periódico.

Los relatos son independientes y, aunque los acontecimientos son ficticios, «todos nos nutrimos de vivencias», dijo Magaz, quien destacó «la puesta en valor del género negro, que hasta hace unos años era sólo un descanso intelectual para muchos escritores. Un género que recoge denuncia social como no ocurre en otros». También subrayó las diferencias entre la novela negra española y la nórdica —tan de moda— o la norteamericana. El autor confesó que le gusta «dar brochazos metaliterarios», así como toques de acidez e ironía en sus relatos.

Para resumir Perro no come perro, Magaz dijo que aborda temas esenciales como la muerte, el sexo, la religión y las transgresiones. Torné, que tildó al autor de escritor polifacético con un estilo renacentista, calificó de «delicia» estos cuentos «con sorpresa final», lo que los convierte en «inquietantes». Para Ares, se trata de «un libro lleno de pequeñas novelas». El responsable del ILC destacó «la solidez del idioma» y la «jungla urbana» que laten en el texto de Magaz. «Cuentos incisivos en los que el lector a veces se hace protagonista y cómplice». Ares afirmó que «Magaz conoce el oficio. Escribe como habla, y eso es una proeza del autor, que entronca con el origen de la literatura, la tradición oral».

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