Cuando la publicidad era ‘libre’

verónica viñas | león

«Me curé fumando», claro que no cualquier tabaco, sino los cigarrillos balsámicos del doctor Andreu, prometía un anuncio de los años 40. Sexistas, xenófobos, machistas, racistas, políticamente incorrectos... la publicidad en los tiempos en los que no estaba regulada ha dado ‘perlas’ que ahora se han convertido en ‘top ten’ en las Redes sociales. La muñeca Grasitas de Famosa hizo furor en los sesenta, cuando nadie hablaba aún de trastornos alimentarios.

En España el coñac Soberano era cosa de hombres, mientras que René Pontoni, uno de los mejores futbolistas argentinos de los años 40, «jugaba con más ganas, porque fumaba Caravanas». El súper perfume Cocaína en Flor prometía que aspirarlo era un deleite: «Cada emanación descubre nuevas y placenteras sensaciones». Los guantes de látex Picot aconsejaban a las madres que enseñaran a sus hijas a proteger sus manos desde niñas en las labores caseras. Sorprende que a mediados del siglo pasado, para demostrar los poderes de la súper-lavadora Electrosol, una mujer negra metiera en ella a sus hijos de color y los sacara blancos. «¿Tu mamá no te lava con Fairy?», le preguntaba una preciosa niña rubia a una desarrapada negrita.

Eran los tiempos en los que los niños abrían el apetito con Quina San Clemente o la buena madre de familia compraba cerveza Cruzcampo para todos. El tabaco Vencedor se anunciaba con un ‘ligón’ rodeado de bellas mujeres.

En los 60, cuando faltaba medio siglo aún para la entrada en vigor del carné por puntos, las marcas de coches animaban a pisar el acelerador a fondo. En la misma década, el fabricante del célebre coche ‘Escarabajo’ tenía claro que «Las mujeres son suaves y dulces, pero se chocan con cosas»; aunque no era un problema, porque «puedes cambiar todo lo que ella use para parar el coche, incluso los frenos», añadía el anuncio.

Entre los spots de peor gusto, uno de Panasonic que anunciaba un secador que «Aunque no lo necesites es divertido tenerlo». El eslogan estaba acompañado por una mujer calva que estaría siendo sometida a quimioterapia.

Cualquiera de estos anuncios sería hoy un escándalo, pero muestran la evolución de la sociedad y el cambio de roles. El toro de Osborne, indultado por Miguel Boyer, generó también un acalorado debate animalista. Había incluso anuncios que convertían a la mujer en alfombra y alentaban a los hombres a golpearlas. Ninguno de ellos superaría el primer artículo de la Ley General de Publicidad, que considera ilícita «la publicidad que atente contra la dignidad de la persona o vulnere los valores y derechos reconocidos en la Constitución».