Diario de León

Bieito estrena una ópera imposible que clama contra el horror del siglo XX

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miguel lorenci | madrid

«Es un abismo de brutalidad». Así resume Calixto Bieito Die Soldaten (Los soldados), un ópera «con fama de imposible» que «clama contra el horror del siglo XX» y cuyo estreno en España dirige en el Teatro Real. Es la producción «más ambiciosa y clara» de esta «cumbre de la música del siglo XX», según Joan Matabosch, responsable artístico del teatro. Pivota sobre una terrible violación y es la respuesta de Bernd Alois Zimmermann (1918-1970) al horror y la barbarie que el compositor alemán conoció de primera mano y que el escenógrafo español estrenó en Zúrich en 2013.

La afronta ahora con la batuta de Pablo Heras-Casado, para quien el Real «saca músculo» ante una ópera «extrema y utópica» y una partitura «endiablada». Un ejército de 120 músicos con uniforme militar abandona el foso del Real para subirse a varias plataformas sobre el escenario del Real, en un montaje de «complejidad y exigencia extremas», según Matabosch. Heras-Casado dará la espalda a los cantantes comandando sobre el escenario a una atronadora tropa con 18 percusionistas que usan mesas y sillas como instrumentos, además de 25 timbales.

Una producción descomunal

Hay 16 voces solistas, 10 actores, bailarines, banda de jazz, proyecciones, sonidos de guerra y la constante presencia del coro. Es una producción «descomunal», cuyas dimensiones físicas y artísticas convierten «en un desafío y un privilegio» las siete funciones que el Real ofrece entre el 16 de mayo y el 3 de junio. «El protagonista es la música que tortura a los personajes. Los instrumentos son armas de fuego; las percusiones son cañones y la orquesta masacra a los artistas hasta la extenuación», explica Bieito (Miranda de Ebro, 1963) sobre la colosal y exigentísima obra de Zimmermann, que desde su estreno en 1965 ha conocido apenas una docena de producciones. «Habla de las brutalidades que el ser humano puede llegar a cometer, que son infinitas, y de su inimaginable capacidad de destrucción, algo que por desgracia está de plena actualidad».

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