Diario de León

CULTURA ■ EL LEGADO DE EUGENIO DE NORA

Papeles que no se deben tirar «jamás»

En el molino donde Eugenio de Nora vivió parte de su niñez y juventud, y donde comenzó la aventura de ‘Espadaña’, se apilan recuerdos, documentos y libros que abarcan toda la historia de la Literatura..

Publicado por
E. Gancedo
León

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No son tantas las ocasiones en las que una única estampa fotográfica, anudada a unas pocas palabras, tiene la capacidad de decir tanto —prácticamente todo— sobre una historia: es la que sobrevuela este artículo, tomada ayer en el interior del molino de San Andrés del Rabanedo donde Eugenio de Nora residió parte de su infancia y juventud, y que custodia parte de la biblioteca personal, variada documentación y otros objetos pertenecientes al recientemente fallecido poeta, crítico literario y profesor en la Universidad de Berna. «Recuerdos muy valiosos (infancia/ juventud) de papá. ¡No tirar jamás!», puede leerse en el papel adherido con celofán a un montoncito de libros y papeles que pueblan una de las habitaciones de este gran inmueble al que ha tenido acceso el Diario. Imagen más que elocuente de la alargada sombra literaria que se cierne sobre este molino ubicado sobre la centenaria presa del Bernesga.

Aunque en un principio se había hablado, únicamente, de que el edificio atesoraba textos escolares y primeras lecturas del autor de España, pasión de vida, lo cierto es que en los estantes se apilan todo tipo de títulos, desde el Ulises de Joyce al Romancero general, desde obras de Ortega a tragedias de Sófocles, desde monografías en torno a grandes poetas españoles —él mismo entre ellos— a la reunión de todos los números de la icónica y valiente revista Espadaña (1944-1951), que fundó junto a Crémer y González de Lama.

Es lo que puede apreciarse en la biblioteca de la casa, aunque en otras estancias se amontonan otros bultos y cajas que podrían contener más volúmenes. Uno de los hijos de De Nora, José Ricardo, explicaba a este periódico que, a raíz de un robo sufrido en el molino en 2002 —se llevaron toda la maquinaria maquilera, el escritorio de Eugenio que había hecho su emprendedor padre, carpintero entre otros oficios; incluso las camas, pero, milagrosamente, dejaron los libros— la familia decidió llevarse las primeras ediciones, al menos, a su residencia de Madrid. También motivó que instalaran la preceptiva alarma antirrobo y que un casero acceda a menudo.

Y aunque falten esos y otros muebles y equipamientos, aún muchos objetos recuerdan la vida familiar que aquí hicieron los García de Nora, donde el padre marchaba a la plaza de León, «en su dos caballos», a vender los productos que cosechaba en la huerta —también puso taller mecánico—, y donde Eugenio estudió y empezó a afianzar su trayectoria docente y creativa. Aquí también solía regresar, ya casado con la oscense Carmen Pac Baldellou, y sus hijos, a pasar temporadas de descanso. Unos hijos que ahora se plantean seriamente el arreglo completo del molino para dejar Madrid y venir a residir a él, y que también quieren recordar con cariño especial a su madre. «Aparte de ser famosa en la ciudad por su belleza y encanto personal, Carmina, como la conocían todos, era una persona culta y se interesaba mucho por la literatura —explica José Ricardo—. A los veinte años había leído ya a bastantes autores españoles y europeos, y al leer algunos versos de nuestro padre, en seguida supo apreciar su calidad por criterio propio, dado que en León casi nadie lo conocía entonces. El amor por la literatura fue, por tanto, una de las cosas que los unió».

«Nuestra madre había finalizado el bachillerato y aprobado la reválida, y cursado después Magisterio obteniendo el título de maestra, aunque no ejerció nunca porque se casó a los 23 años», dice sobre una persona a quien ambos hijos, al igual que hicieron con el premio Castilla y León de las Letras, cuidaron hasta que murió en 2016.

El casero que mantiene el molino sobrevuela con la mirada las montañas de libros de la habitación y, antes de echar la llave dice, a modo de epílogo:

—Dicen que escribía muy bien.

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