Diario de León

PATRIMONIO LEONÉS

Sobre la vida (íntima) de los maragatos

Santa Colomba de Somoza iniciará en breve los trabajos para convertir una casa típica en centro cultural y para enseñar cómo era la arquitectura autóctona de la comarca gracias a una subvención de 98.000 euros. Datada en 1820, fue cedida al ayuntamiento y consta de amplio patio, corredores, alcobas, cocina antigua con impresionante campana... y hasta retrete

Una de las alcobas de ‘la casina’, con cama, cuna y orinal. RAMIRO

Una de las alcobas de ‘la casina’, con cama, cuna y orinal. RAMIRO

Publicado por
E. GANCEDO | SANTA COLOMBA DE SOMOZA
León

Creado:

Actualizado:

Es una tendencia antes poco definida pero que ahora se aprecia de manera mucho más sólida: la de entender el patrimonio no sólo como una suma de monumentos, castillos, fortalezas, palacios y otros edificios ‘nobles’ —residencia y símbolo de ciertas élites poderosas—, sino como las huellas cotidianas del común de nuestros antepasados. No fijarse en los pocos que estaban arriba sino en los muchos que, debajo, soportaban todo el edificio social y que se encargaron de ir amasando y transmitiendo, de forma anónima y colectiva, la cultura popular.

En ese marco encajan algunos de los proyectos aprobados por la Diputación dentro de su último Plan de Restauración del Patrimonio, por ejemplo el que contemplaba la rehabilitación de una casa muy representativa de la arquitectura tradicional de los páramos que se extienden entre el Cea y el Esla —vacía e intacta desde los años sesenta—, ya detallada en este periódico. La importancia de aquel conjunto agropecuario y de vivienda situado en el pueblo de Vallecillo venía dada, también, por lo poco valorado y divulgado de la construcción vernácula de ese área del Sureste leonés; pero también en zonas de la provincia con una arquitectura mucho más valorada brotan estas iniciativas. Así, otro de los proyectos aprobados en el citado plan es el de reparación y adecuación de una casa maragata de Santa Colomba de Somoza para convertirla en centro cultural y mostrar, desde dentro, los sistemas constructivos de esta icónica comarca leonesa.

El inmueble en cuestión, aun de menor tamaño que las casonas de aquellos arrieros poderosos que hicieron célebre la zona para el imaginario popular del país entero, es muy significativa, con su puerta carretal, su patio empedrado, su corredor pintado de rojo oscuro —junto al añil, tono bandera de Maragatos—, su pila, sus alcobas... y, sobre todo, con una cocina antigua en la que no faltan el forno, las pregancias o abregancias sobre el hogar (cadenas de las que cuelga el pote) y una inmensa campana que no es habitual contemplar en tal estado de conservación. Una cocina que permite observar cómo se elaboraban las costanas o tabiques interiores, de ramas, barro y cal (la propia campana está hecha también de barro y cañizo) y el corredor interior, en torno a la campana, que servía para curar la matanza y otros productos.

Óscar Martínez, técnico de Turismo del Ayuntamiento de Santa Colomba, explicó que hace cosa de una década el último propietario de la casa la legó al municipio tras su muerte. «Se ha ido arreglando poco a poco paredes, pavimentos... pero ahora mismo tiene muchos espacios que requieren actuación, y rápidamente —comentó—. El tejado está en muy mal estado y hace aguas, y hay que cambiar los suelos y tratar el corredor y otras maderas que van camino de pudrirse». Desde hace unos años, el ayuntamiento de esta villa maragata ha venido empleando la casina para celebrar diversos actos culturales, como presentaciones de libros, recitales, charlas... y ahora la idea, una vez restaurada con los 97.595 euros concedidos por la Diputación, es que sirva de escaparate municipal, para turistas y peregrinos, de la cultura tradicional maragata, y «abrirla a todo aquel que desee realizar exposiciones, conferencias, conciertos...», dijo Martínez. Dotarla de calefacción, eliminar aspectos de restauraciones anteriores no demasiado acertados y, ante todo, recuperar los materiales propios son otros de los objetivos relacionados con unas obras que podrían comenzar la próxima semana. Datada en el año 1820, la casa cuenta con 272 metros cuadrados y sus responsables actuales están abiertos a donaciones particulares de artefactos y elementos de la vida cotidiana —ya tiene cama, cuna y arcón, entre otros objetos— para enriquecer la visita.

Una visita en la que seguro que sorprenderá, además de la cocinona, el vetusto retrete labrado en madera y que desemboca... cómo no, en la cuadra.

El retrete de la casa. RAMIRO

El corredor distribuye los diferentes espacios en la primera planta . RAMIRO

El hogar de la casa. RAMIRO

El horno, el llar, las pregancias y la espectacular campana de esta casa maragata. RAMIRO

Detalle de la puerta de acceso a la casa. RAMIRO

tracking