La Valdería, a vista de señor feudal

Aunque a muy pocos les suene y aún menos hayan puesto los pies en él, la Casa de la Peña —hasta el nombre resulta sugerente, épico a su manera— es un castillo ‘de libro’. Por su traza, por su ubicación y por el aura romántica que lo rodea. Unos perfiles en los que se aprecian una torre del homenaje en relativo buen estado de conservación, aljibe, garita y restos de muralla; un emplazamiento a 1.100 metros de altura en esas enriscadas, bellas y para muchos ignoradas sierras del suroeste leonés que alternan pinares, robledales y una larga sucesión de cumbres; y un halo legendario alimentado por su probable creación en el siglo XII a cargo de la familia Ponce Cabrera y su misión vigía y protectora de las rutas que venían del Sur, en dirección a Astorga, a la sombra de montes y almenas.

Aunque catalogada y estudiada someramente, esta fortaleza situada en el municipio de Castrocontrigo jamás había sido sometida a ningún tipo de obra de consolidación o similar, larga trayectoria de desprendimientos y de olvido que ahora toca a su fin con la subvención aprobada por la Diputación leonesa, y destinada a su rehabilitación y puesta al servicio del turismo. La ayuda se encuadra dentro del amplio Plan de Restauración del Patrimonio del gobierno provincial —dotado con más de cinco millones de euros—, y el presupuesto total es de 200.000 euros, donde la Diputación pone el 90%, y el resto, el consistorio y junta vecinal de Castrocontrigo.

Los arquitectos Herminio Dios Abajo y Clara Dios Díez son los encargados de la redacción de un proyecto que comenzará a hacerse realidad en breve y una vez sometido al preceptivo dictamen de la Comisión de Patrimonio. «El plan, en concreto, pretende estabilizar y poner en valor los restos de esta fortaleza de origen medieval situada sobre un promontorio —transmitió Herminio Dios—. En esencia, la intervención se centrará en el recalce, consolidación y sellado de la coronación de gran parte de los muros que conforman el recinto, obviamente con el objetivo de detener el deterioro de las fábricas y garantizar su estabilidad a largo plazo».

Como el lugar en el que se proyecta intervenir se alza sobre un macizo rocoso de difícil acceso, «para poder acceder al mismo resulta necesario establecer un asentamiento cercano que sirva de base logística para la intervención —subrayó el arquitecto—. Así, se proyecta despejar la vegetación y regularizar el trazado de un acceso por el sureste, con el ámbito de unos cuatro metros, y una pequeña playa que permita depositar los materiales y maniobrar con la maquinaria». Pero el camino desde la playa hasta la obra «sigue siendo muy difícil, y se necesita de máquinas tipo oruga, o de medios no habituales que permitan salvar las fuertes pendientes existentes —continuó—. Las condiciones del lugar van a dificultar el movimiento de personas y materiales, lo que implicará una demanda elevada de mano de obra».

Además, el proyecto prevé controlar la vegetación, procediendo a la entresaca y poda de las especies arbóreas y a la eliminación total de las zarzas, en particular las que se encuentran en el interior de la torre, así como los árboles que puedan afectar a los elementos de la edificación. «Para poder documentar mejor los restos arqueológicos, se han despejado los elementos constructivos de la vegetación situada en sus proximidades, lo que permitirá una mejor visualización para llevar a cabo los trabajos de fotogrametría por parte de la empresa Geobit SL», indicó Herminio Dios.

A su vez, el alcalde de Castrocontrigo, Olivio Campo, comentó que la idea es hacer del castillo —una vez reforzado y dotado de las medidas de accesibilidad y seguridad necesarias para hacerlo visitable— la meta de una o varias rutas de senderismo que lo conecten con las poblaciones próximas: Nogarejas, a unos seis kilómetros, y Castrocontrigo, unos pocos más. El itinerario aunaría, de este modo, naturaleza e historia.

En cuanto a su estado actual, el arquitecto encargado del proyecto expresaba que el castillo «se encuentra en estado de abandono desde hace lustros», y que su deterioro «ha tenido más que ver con la falta de uso y mantenimiento que con el expolio, que también, pero en menor medida. La topografía del asentamiento y la dificultad de acceso han resultado ser factores ciertamente disuasorios para este tipo de prácticas».

Además de la recomposición de materiales allá donde falten, la instalación de piso de madera y de una valla de seguridad que permita el tránsito, y de la cubrición de la torre, el documento habla, asimismo, de un necesario seguimiento arqueológico: «Consideramos de interés, en esta fase, proceder a la limpieza de los escombros depositados en la bases de la torre y el aljibe, proceso este que se realizará por medios manuales y con seguimiento arqueológico».

Y así, después de que en la Baja Edad Media quedase el castillo en silencio, volverán en breve a oírse pasos humanos en un lugar hasta ahora poblado tan solo por las aves y por el viento.

GEOBIT SL/ HERMINIO DIOS