Diario de León

EDU SAGÜILLO | TEJERINA VOCALISTA DE NIKKEI

«León se está moviendo mucho en oferta musical»

Una simpática imagen de los integrantes del grupo Nikkei, formado en León. DL

Una simpática imagen de los integrantes del grupo Nikkei, formado en León. DL

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pacho rodríguez | madrid
León

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Han sobrevivido hasta a una inundación. Son la mejor banda leonesa de Guardo o el grupo de Guardo que nació en una habitación de estudiantes en León. Lo que nadie les puede negar es cierto don de la ubicuidad, porque están en todas partes. Nunca han pedido ser aceptados en ningún club de influencia local, pero siempre han estado dispuestos a formar parte de cualquier movimiento musical que se dé por estas tierras. Por eso, puede decirse que Nikkei con estas nuevas aventuras se merecen un espacio en León. O en caso práctico, como ellos mismos proponen, formar parte de los próximos carteles, léase fiestas, etc. Ellos, de momento, en abril presentan su nuevo disco: College, grabado con Juan Marigorta a la producción. Cómo no, primera parada en directo, será en León. Anuncio al que sólo le falta poner sitio, día y hora. Edu Sagüillo Tejerina (de familia leonesa por parte de madre), profesor de Educación Física en León, repasa toda la historia. Incluso recuerda el día en el que los instrumentos aparecieron flotando en el local de ensayo sin necesidad de experiencias psicotrópicas...

—C-615 es la primera banda, que surge en una habitación de estudiantes en León. ¿Qué ilusiones había en ese momento?

—La verdad es que muchas. Siempre nos había gustado la música y que se nos ocurriese formar una banda fue como una revelación. Teníamos el futuro por delante, tiempo y muchas ganas. Estábamos muy limitados al principio porque tres de los cuatro miembros de la primera formación estábamos aprendiendo a tocar el instrumento al mismo tiempo que empezábamos con el grupo.

—¿Contactaban con la escena musical leonesa?

—Tres de nosotros vinimos a la Universidad a León. Con 18 añitos y todo por descubrir. En cuanto vimos que aquí había conciertos no parábamos de asistir a todo lo que podíamos. Recuerdo conciertos en La Fundación, en el Tijuana, en la Tropicana, los conciertos de las fiestas, en fin, nos veíamos todo lo que podíamos. En aquella época éramos muy fans de Los Flechazos, de Los Popels…

—Después llega Numismatics, hasta llegar a Nikkei, cantar en inglés, empaparse de la música británica. ¿Qué gustos musicales les asaltan en ese momento?

—Esa época supuso un cambio radical para nosotros. Conocer el sonido Manchester fue como una revelación. ¿Qué podía sonar más molón en aquella época que los Stone Roses, los Happy Mondays,…? Y nos dimos cuenta de que cambiando al inglés y variando un poco el peso de los instrumentos en las canciones nosotros podíamos sonar parecido a ellos. Para nosotros fue un cambio total. El ritmo de batería y de bajo tomaron mucho más peso, buscando melodías más bailables y hedonistas.

—¿Coinciden con los gustos de ahora?

—Somos cuatro y cada uno somos un mundo. Tenemos gustos distintos en bastantes aspectos musicales, pero podríamos decir que hay un gran núcleo en el que sí que coincidimos. No nos gusta tirar mucho de etiquetas, pero para resumir y no hacer un listado de grupos interminable, en los últimos tiempos nos seguimos decantando por grupos post-punk, math-rock, electrónica, post rock...

—¿Y ahora qué les mueve?

—Hay dos cosas que nos siguen moviendo, las canciones nuevas y tocar en directo. Trabajar un tema nuevo en el local de ensayo siempre es un reto. Y tocar en directo, siempre nos ha gustado y nos sigue gustando. Es cierto que con los años nos hemos vuelto un poco más exigentes en ese sentido y no aceptamos cualquier propuesta. Ahora intentamos que la experiencia sea satisfactoria.

—Tuvieron un parón por las inundaciones en Guardo. ¿Qué pasó?

—Pues temporalmente nos trasladamos a ensayar a Guardo a los bajos de un local. Llevamos años ensayando en Saldaña, porque de Guardo nos «echaron» de todos los sitios y nos tuvimos que ir a una casa que tienen Javi, Ricky y Fer de su familia en Saldaña. El caso es que tiraban la casa para hacer una nueva y nos tuvimos que trasladar mientras tanto a Guardo. Ya nos habían avisado de que a veces se inundaba un poco el local, pero lo mas que había llegado a subir eran 10 centímetros. Pusimos todos los instrumentos sobre palés, pensando que así estaría todo a salvo. El verano pasado hubo una tormenta como nunca y bajaban unas riadas por todo el pueblo flipantes. El caso es que subió como 50 centímetros y nos empapó todo. La imagen al entrar al local de ensayo era desoladora. Después de ver cómo estaba todo, que solo se nos estropeara uno de los altavoces y el cabezal del ampli del bajo nos pareció una suerte.

—¿En qué conectan las canciones de ahora con lo anterior?

—Quizá podríamos decir que son algo más lentas que las de la época anterior, aunque siguen siendo bastante animadas. Hemos intentado, junto a Juan Marigorta, que el sonido fuese más analógico y estuviese menos procesado. Hemos metido algunos falsetes en las voces. Queríamos explorar nuevos territorios para ver si nos gustaba hacia dónde nos llevaban.

—Después de tantos años entre Palencia, Guardo y León, ¿de dónde les gusta decir que son?

—Creo que cosas como los orígenes o donde te vas desarrollando como persona no es algo que tenga que ver con los gustos. Los tres hermanos proceden de Saldaña en su infancia, pero se fueron a Guardo a vivir siendo unos niños. Yo viví en Guardo hasta los dieciocho años. Nuestro origen es Guardo. Pero tres de nosotros nos vinimos a León desde los 18 años a cursar nuestros estudios universitarios y estuvimos muchos años aquí, formándonos como personas. Desde hace años soy yo el único que estoy en León. Quizá la mejor definición fue la que dio Quique Cardiaco en la Ser, los palentino-leoneses Nikkei.

—¿Siguen la escena musical leonesa?

—Estamos bastante encima de todo lo que sucede en León. Creemos que León se está moviendo mucho en oferta musical. Cada vez hay más conciertos y más opciones. Sitios como el Espacio Vías, el Gran Café, el Babylon, el Carta Blanca, están multiplicando su oferta. Iniciativas como las que se proponen en las fiestas de San Juan y San Froilán, como Suena León y el montón de conciertos y actividades musicales que se organizan, promovidas por el Ayuntamiento o la gente de La Mona o Mundo Ético, a veces hacen incluso difícil seguir el ritmo de conciertos.

—Dicen que hacen letras sobre el amor, la amistad, el salir adelante, el optimismo... De todo esto hace falta mucho. ¿Notan ese efecto en el público que les sigue?

—La gente que nos escucha siempre nos dice que les da muy buen rollo. Creo que ya hay demasiados grupos tristes.

—¿Cuál es su propuesta?

—Desde hace unos años volvemos a ser un cuarteto. Javi, guitarra, sintes y coros, Ricky, bajo y coros, Fer a la batería y yo a la guitarra y voz. El disco que hemos publicado se titula College y se trata de un EP de 5 canciones.

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