Diario de León

UN PIONERO LEONÉS

El arte leonés de ‘enseñar a hablar a los mudos’

El Gobierno declara las Lenguas de Signos en España Patrimonio Cultural Inmaterial ■ El siguiente paso sería el reconocimiento de la Unesco.

Una persona hace uso del lenguaje de signos.

Una persona hace uso del lenguaje de signos.

León

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Ha pasado a la historia por ser el pionero en «enseñar a hablar a los mudos». El benedictino Pedro Ponce de León, nacido en Sahagún en 1520, comenzó lo que se llamaría más tarde la «reducción de las letras» a signos manuales, es decir, el alfabeto dactilológico, cuyo primer ejemplo publicado es de 1593. La regla del silencio que reinaba en los monasterios de aquella época propició entre los monjes un lenguaje de signos para comunicar asuntos de importancia.

La Dirección General de Bellas Artes acaba de declarar las Lenguas de Signos en España como manifestación representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial. El siguiente paso sería el reconocimiento de la Unesco.

El Ministerio de Cultura, en la resolución que ha publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE), hace alusión al fraile leonés, quien logró enseñar a hablar a dos niños sordos de nacimiento, sobrinos de Pedro de Velasco, IV condestable de Castilla. Al parecer, Ponce plasmó por escrito su método de enseñanza, pero la obra desapareció.

No hay estadísticas fiables, pero se calcula que hay más de 100.000 usuarios signantes en España; el 30% de ellos, como segunda lengua. Las asociaciones de sordos de León y de la comunidad autónoma carecen de datos en este sentido.

En el anexo a la resolución de la Dirección General de Bellas Artes, donde se justifica extensamente la declaración de las Lenguas de Signos en España como Patrimonio Cultural Inmaterial, no se hace mención a otro leonés que fue crucial en la extensión de la lengua de signos, el escritor y sociólogo Álvaro López Núñez, fusilado con su hija menor en 1936 en las tapias del cementerio de La Almudena. Su hija Teresa era sordomuda, de ahí que López Núñez, tomando como referencia a Pedro Ponce de León, favoreció la creación de instituciones y colegios dedicados a un colectivo que, en aquel momento, estaba amparado por el Patronato Nacional de Sordomudos, Ciegos y Anormales, creado en 1910. Publicó varios libros sobre el tema, como El mundo silencioso. Vulgarización de los problemas de la sordomudez (1914), Laboratorio Bibliográfico de Sordomudística Española (1916) o Los derechos del sordomudo (1916).

Tendrían que pasar muchos años hasta el reconocimiento de las lenguas de signos. No fue hasta 2007 cuando las puertas del Congreso y del Senado se abrían para los representantes de la comunidad sorda que, desde la tribuna, asistían a la aprobación definitiva, por unanimidad, de la Ley que reconocía legalmente las lenguas de signos española y catalana.

Ahora, el camino a la Unesco es más corto.

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