Diario de León

una de las joyas del Museo de León

El Cristo repudiado por las monjas

Santocildes saca, doce días antes de que expire el ultimátum dado por el convento de Carrizo, la talla que había depositado en 2006 La obra fue trasladada por piezas hasta el taller del artista.

Momento en el que el cuerpo del Cristo sale por la puerta del convento de clausura de Carrizo. RAMIRO

Momento en el que el cuerpo del Cristo sale por la puerta del convento de clausura de Carrizo. RAMIRO

León

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No quiso agotar el ultimátum. Ni que fueran las propias monjas las que desalojaran su Cristo, depositado en el convento de Carrizo hace trece años. El artista José Antonio Santocildes, ayudado por varios familiares, desmontó ayer la talla de dos metros y medio inspirada en el célebre cristo de marfil de Carrizo, una de las joyas del Museo de León. La superiora del convento, que no quiso dar explicaciones a este periódico sobre la decisión de retirar la obra de Santocildes, le había dado de plazo hasta el Domingo de Resurrección (21 de abril).

A las 4 de la tarde, sin testigos, para no provocar un escándalo en el pueblo, la escultura salía a hombros, en dolorosa procesión, hasta una furgoneta aparcada en la puerta del convento cisterciense fundado en el año 1176. La peana fue trasladada en un camión del Ayuntamiento. El viaje fue corto, apenas 700 metros hasta el taller de este artesano.

Santocildes, autor del sagrario de la pequeña iglesia del convento, llevaba varias noches sin dormir pensando en el ‘desahucio’ de una obra que, para algunos críticos, ha sido la mejor escultura leonesa del último siglo. Sin embargo, no ha habido clemencia. Al artista le han molestado las formas, sin explicaciones. «Soy católico y siempre me he llevado bien con el monasterio. Me duele que me manden retirar la pieza de esta manera».

Solo una monja asistió al desmontaje de la obra, que según ella, representa a la divinidad, porque es Jesucristo; a la naturaleza, porque es un árbol; y al arte. La monja se atrevió a aconsejar como destino ideal de la talla el Musac. Al desmontar los brazos del Cristo quedó al descubierto una leyenda grabada por Santocildes. Y es que el artista llevó una viruta del Cristo al Vaticano para que fuera bendecida por el papa. Luego la obra se expuso en el Palacio de Don Gutierre, por donde desfilaron todas las monjas de clausura de Carrizo, antes de que fuera depositada en su convento.

El Cristo está realizado con madera de un manzano centenario caído. Al artista le gusta reciclar los materiales sencillos que proporciona la propia naturaleza. No es la primera vez que Santocildes convierte un árbol muerto en un símbolo. El Cristo está emparentado con el olmo que talló en Velilla de la Reina; un árbol seco que bajo sus raíces ocultaba un cementerio del siglo X.

Desde que se conoció la decisión de la superiora del convento de la orden Cisterciense de la Estricta Observancia, Stella Maris Venezia, de retirar la obra de Santocildes, el artista no ha dejado de recibir mensajes de apoyo de vecinos y amigos.

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