Diario de León

La voz andaluza de Pereira

La Casa de León en Madrid celebra un calecho en homenaje a Úrsula Rodríguez.

Un momento del homenaje a Úrsula Rodríguez, esposa de Pereira, en la Casa de León. RAQUEL P. VIECO

Un momento del homenaje a Úrsula Rodríguez, esposa de Pereira, en la Casa de León. RAQUEL P. VIECO

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pacho rodríguez | madrid
León

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Úrsula Rodríguez era la mujer de Antonio Pereira pero cuando entraba en la Casa de León en Madrid, se oía: «Ahí viene Úrsula». A secas, sin necesidad de contextualizarla. Tenía una de esas sonrisas que notas que te está chequeando. Luego, lo que se veía era una personalidad natural, cortesía, educación, y la sensación de que se puede ser amable sin dorar la píldora. Nació jiennense y murió leonesa. Ayer, en la Casa de León se recordó a Úrsula Rodríguez, bajo la batuta en forma de verbo en las palabras de Joaquín Otero, como sobrino, periodista, contador de León y El Bierzo, y Cándido Alonso, impulsor de un calecho que rememoró la figura de alguien de quien no se puede decir lo pusilánime de qué hubiera sido de su vida si no hubiera conocido a Antonio Pereira. Porque cuántas historias pudieron vivir juntos en una larga vida que acabó en plenitud.

El día del gran homenaje a Antonio Pereira, en el Auditorio de León, hace tan poco, ella empezaba a morirse a los 88 años.

Las anécdotas se contaron sobre la marcha pero el recuerdo se expande y queda a través de la Fundación Antonio Pereira, que fue su labor en estos diez años de Úrsula Rodríguez sin su marido, compañero de todo y de una manera de vivir lo cotidiano y lo literario. Eran tan complementarios que donde Pereira ponía el ojo miope de la creatividad, la poesía, la ficción, ella ponía la bala de lo práctico. Discutirían para seguir viviendo pero se rieron seguro que mucho. Y de todo eso se habló ayer.

Mari Carmen Norberto, sin la que este evento no hubiera quedado igual, Laura Garrido, Carmen Busmayor, José María Merino, Manuel Núñez Pérez, Fernando Suárez, un delicioso texto de Juan Carlos Mestre que le sirve para estar presente, entre otros, le dieron el lustre a un acto en el que Cándido Alonso puso el acento de la versión individual y reivindicativa de Úrsula: «Es que la sombra de Antonio era grande, pero Úrsula hizo muchas cosas, y tal vez hizo posible la trayectoria literaria de Pereira, también. Pero tradujo grandes obras, del latín, del francés... O sea, que tenía su universo propio», dijo ayer. Y así fue, puesto que se recordó ayer que tradujo Tartarín de Tarascón, de Daudel; El príncipe feliz y otros cuentos, de Oscar Wilde, o Peter Pan en los jardines de Kensington, de James Matthew Barrie, entre otras obras. Tal es así que buscando las palabras de los que saben decir, se pueden encontrar pistas para definir a una gran mujer. Dice Amancio Prada, voz berciana fundamental: «Úrsula fue la sombra luminosa sombra de Antonio. Y lo seguirá siendo. Siempre».

Héctor Escobar, editor que pesca talento al frente de Eolas, le acompaña: «Una heroína fantástica en un mundo real». Para el fotógrafo José Ramón Vega, después de los retratos que hizo a Úrsula, amén de la amistad, destaca: «Al pensar en ella me viene su fina ironía. Tenía un sentido del humor muy refinado», asegura. Y por poner el tono familiar, Carlos Gómez Pereira, sobrino de Antonio Pereira, rescata el placer del regreso: «Me encantaba volver a León y quedar con ella para comer. Era una mujer encantadora, inteligente, y muy buena persona».También estuvieron presentes Olga Beberide, Amable Liñán y Pepe Carralero.

Sólo queda el apunte de que se conocieron en un cine en León en el que ponían Casablanca.

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